jueves, 19 de septiembre de 2019

Las torpezas de Pablo Casado


Ningún político, por más valioso que nos parezca, está libre de cometer torpezas si actúa conforme dicta su carácter, sobre todo si tiende a mostrarse blandito o bien deja aconsejarse en ese sentido. Tal es el caso de Pablo Casado, quien no parece que haya descubierto del todo que es el jefe del Partido Popular y que, al respecto, tiene la obligación de eliminar de raíz la “mala hierba” si quiere que su partido sobreviva a tanto canalla como anda suelto en el mundo de la política.


O dicho de otro modo, el líder de una formación tan importante como es la del PP no puede deambular de aquí para allá con un cirio en la mano, que es lo que ha hecho Casado ante la ejecutiva del País Vasco, dar cuartelillo a esa caterva de hijos de Satanás que en las últimas elecciones llevaron a la debacle más absoluta a los que no hace tanto fueron verdaderos héroes. No, no es posible condescender ante quienes son culpables de un resultado de cero diputados como consecuencia de haberse arrimado en exceso, y bailarles el agua, a los corruptos racistas del PNV. Para dejarlo claro, Casado debería de haberlos cesado a todos, comenzado por Alfonso Alonso, y nombrado una Gestora que depurara responsabilidades y se encargara de proponer a otros candidatos de más temple para las nuevas elecciones.

Un segundo gran error de Casado fue la de mostrarse ayer junto a Mariano Rajoy, un personaje completamente desacreditado a causa de su cobardía y su vagancia a lo largo de cinco años en el Gobierno, cuatro de ellos con una super mayoría absoluta. Un fulano, término más apropiado que el de personaje, que fue incapaz de encauzar a fondo el problema catanazi y fulminar ciertas leyes sectarias, como la de “Memoria histórica”, heredadas del político más dañino que ha tenido España: José Luis Rodríguez Zapatero, alias ZP para la eternidad.  

No, Casado debería de huir como de la peste de la compañía de gente como Rajoy, al que no cabe atribuirle la capacidad de ofrecer ningún buen consejo que beneficie al joven líder pepero. Más bien todo lo contrario, puesto que no sería de extrañar que Mariano tratara de influir para que se mantengan los “sorayistas” que aún pululan en algunas baronías. Y eso en cuanto a los consejos, porque si de imagen electoral hablamos, tengo claro que el PP perderá varios diputados cada vez que Casado se deje hacer la foto con don Vagancio. 
  
En resumen, más que un “España suma”, un objetivo que no me desagrada en absoluto si se dan las circunstancias adecuadas, quizá lo que convendría es emprender una acción enérgica bajo el eslogan de “Casado desinsecta su partido”.

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