Debió llevarse las manos a la cabeza en cuanto a mediodía del domingo 25 ya supo que su mayoría excepcional se había convertido en un fracaso histórico que, probablemente a corto plazo, le supondrá un "Adeu, Mas" |
Después de que Artur Mas convocara unas elecciones innecesarias que han
costado 35 millones de euros (y no poca inestabilidad emocional para largo
tiempo entre la población catalana), lo que seguramente hizo porque aún
permanecía absorto a causa de la manifestación del 11-S y no dejaba de levitar
sobre las losas del pasillo de su casa, una manifestación a la que por cierto
no asistió alegando que él representaba a todos los catalanes, ¡que tiene guasa!,
como resultado de esos comicios adelantados en busca de una mayoría excepcional ahora
vemos que en Cataluña, en contra de lo que suele decirse en las noches
electorales cuando todos los partidos ganan, la cruda realidad es que casi todos
los catalanes han perdido al situarse en dos bandos irreconciliables: los que
desprecian la Ley porque solamente les vale lo identitario y los que se ven
impotentes ante el delirio de los primeros.
Han perdido todos, por supuesto salvo ERC, que es una formación radical
separatista a la que Convergencia le ha hecho gratis la campaña política mediante
el rollo ese del soberanismo inminente, como los despegues aeronáuticos, determinando
así que bastantes votantes de CiU, dispuestos al pájaro en mano secesionista
antes que al "estado propio en Europa" volando, hayan decidido que
independencia por independencia los republicanos son más fiables que esos "botiguers"
del 3-4% que a la hora de la verdad nunca pasarán del amago cismático: ¡a que me voy!
Vamos, que a los líderes de Esquerra los suponen más dispuestos a salir al balcón
e intentar el tradicional golpe de Estado de cada siglo. ¡Qué gran futuro tiene
ERC entre los habitantes del universo paralelo en el que vive el nacionalismo, gracias
a Mas! ¡Qué crudo el porvenir convergente si Mas no dimite a la voz de ¡ar! y
luego buscan un "home honrat" que no sea tan pardillo ni se fíe tanto
de unas encuestas desastrosas emitidas por el CEO, que cualquiera les cree ahora
cuando afirman que el 70% de los catalanes quiere un "estado propio"!
Cataluña, territorio al margen de la Ley si es que debemos juzgar a partir
de las sentencias incumplidas y los abusos constantes de sus políticos, se sitúa también al margen de cualquier posible gobernabilidad no exenta de
sobresaltos. O se está con la legalidad, en cuyo caso Artur Mas no parece el
elemento adecuado en vista de que persiste en la consulta separatista o los convergentes se deshacen de él si no quieren que a no tardar acabe con todo el
partido. Claro que, bien mirado, pocos altos cargos de la formación burguesa deben
poseer algún interés en estos momentos como para sustituir al señor del gran
batacazo electoral, y al mismo tiempo aceptar el papel de felpudo de quien
realmente ha manejado los entresijos de la coalición: Jordi Pujol, ultimísimo y
mayor responsable de todo este tinglado diferencial destinado al soberanismo.
¡Ah, qué tiempo aquellos en que la derecha catalana poseía un estadista como
Cambó en lugar de un enano moral como Pujol!
Sin Mas y sus baladronadas ("No nos pararán tribunales ni constituciones"), en CiU podrían colocarse de nuevo la careta de esa hipocresía pujoliana
que siempre han mostrado y de ese modo tratar de recabar ciertos apoyos en los bandos
socialista o popular para ir recomponiendo poco a poco este mal sueño. Y aún así
les costará lo indecible mantener en forma el partido al no disponer ya, dada su condición de sospechosos
habituales, de ese maná que les llegaba a espuertas vía Palau de la Música. Lo
que ocurre es que tampoco será fácil darle el pasaporte a Mas, ya que en tal
caso deberían situar a Oriol Pujol, al menos hasta que se aclarara el tema de
las ITV, en lo alto del gallinero parlamentario y obligarle a desempeñar
al papel de convidado de piedra. Y entretanto, ¡cachis!, el padre igual se le
muere a Oriolet y no le da tiempo a declararlo padre de la patria...
adoctrinada. Sea como sea, cualquier parecido entre la Cataluña nacionalista surgida
del 25-N y un territorio solvente en lo económico, lo político y lo moral es
simple y llanamente pura coincidencia, por lo ingobernable y lo endeudado, claro.
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