Llevo unos días en los que no ceso de escribir acerca de la política
catalana y empiezo ya a sentir cierto hastío, no por el hecho de interesarme sobre
lo que ocurre en una región española donde he pasado tantos años de mi vida y
hacia la que siento el máximo afecto, sino como consecuencia de advertir que en
ese territorio nada cambia a mejor con cada elección que se produce, puesto que
ahora frente al mal llamado nacionalismo moderado, CiU, hay otro nacionalismo,
el radical de ERC, que como condición para un apoyo más teórico que práctico acaba de fijarle a Artur Mas el día en que debe celebrarse el referéndum de independencia: 11 de septiembre de 2013.
Será así, o no habrá nada que hacer respecto al soporte parlamentario que
Mas necesita, primero para ser nombrado presidente y luego para sacar adelante
unos presupuestos que a priori se me antojan de infarto. De modo que ha surgido
la gran dificultad inicial, después de que otras formaciones le hayan dicho que
nones al aventurero de Mas, si es que pretende gobernar y al mismo tiempo alcanzar
su doble objetivo: 1) Evitar la bancarrota económica de Cataluña, cuestión
harto difícil mientras destine una buena tajada del presupuesto a cuestiones
identitarias —vulgo derroche— y 2) convencer al Gobierno de España para que le
deje hacer un referéndum destinado exclusivamente a ganar tiempo y a contentar
a Oriol Junqueras, el jefe de ERC. Es decir, veamos la situación en palabras de
Durán i Lleida frente a Rajoy:
-Mira, Mariano, que ahora no es posible una marcha atrás muy drástica en el
tema del soberanismo. El merluzo de Mas nos ha liado de tal manera que la gente
está con el mono y necesita otra dosis de identidad catalana.
-¿A qué te refieres? —preguntó Rajoy.
-Queremos que nos autorices a realizar el referéndum que pide Esquerra. Así
ganaremos casi un año.
-Claro, y mientras vosotros preparáis la independencia yo os suministro algún
que otro fajo de 1.000 millones de euros. Nos ha 'jodío' mayo —A Mariano se le
escapó una expresión castiza, eso sí, sin elevar el tono de voz, pero tan insólita
en él que a Durán le pareció formulada con no poca intensidad.
-Que no, Mariano, ¡que no! —Durán no dejó de usar cierto énfasis a fin de
parecer convincente—, que el referéndum vamos a perderlo, ya lo verás.
Solamente votarán a favor los simpatizantes de ERC y cuatro extremistas sueltos
de otros partidos.
-¿Y qué me dices de la gente de CiU?, los que os han votado esta vez no
dejan de ser independentistas según la propuesta de Mas —Rajoy alucinaba ante
la seguridad de Durán respecto a la pérdida del referéndum.
-Mira, debo confesarlo —Durán parecía casi compungido—, tenemos encuestas
que dejan claro el escaso respaldo de los simpatizantes de CiU a la
independencia. Como mucho un 30% secundaría el Estado propio, porque no es lo
mismo mantener la fidelidad a una coalición tan catalana como la nuestra, porque
la gente en Cataluña quiere ser muy catalana, que embarcarse en la aventura de
perder a nuestro principal cliente. Y España es la que más nos compra desde
siempre. Y eso se sabe. Y lo destacaremos mucho durante los meses que quedan,
sobre todo en La Vanguardia y la TV3, nuestros principales medios para decantar
a los votantes...
-Pues menudo chasco os habéis llevado con esos medios —cortó Rajoy,
esbozando una leve sonrisa—. Un poco más de ayuda de esos medios y sacáis menos
votos que los de la CUP o como se llamen. Y no digamos nada de vuestro departamento
de encuestas, que os llegó a dar hasta 71 escaños. Je, je, je.
-¡Hombre, tan tonto no somos! —Durán dio la impresión de mosqueo ante la
guasa de Rajoy—. Las encuestas las hemos encargado a empresas privadas, cuando
quieras te las traigo para que las veas. Y déjame añadir que están hechas antes
de las elecciones, que ahora aún serían más favorables a España.
-¿A España? ¿Qué forma de hablar es la tuya? Te recuerdo que aquí estamos
solos y que esto no es un mitin donde puedes concluir con un "Visca
Catalunya lliure" —Rajoy, por primera vez, ofreció un gesto de rudeza ante
su invitado.
-Tocado y hundido, Mariano. Acepto una reprimenda tan merecida. Confieso
que nunca aprenderé a contenerme en los mítines ni a mantenerme al margen de
ese espíritu catalanista que se palpa en ellos. En tales circunstancias sale mi
otro yo, que es el que aborrezco tan pronto vuelve a mí el raciocinio.
-Veamos, ¿qué ventajas crees tú que tendría autorizarte un referéndum?
-Te lo diré con la máxima claridad de la que soy capaz: Eliminar para los
restos el nacionalismo separatista de CiU, al comprobar que ni siquiera
disponemos de mayoría simple a favor del Estado propio.
¿Para los restos o hasta el siguiente referéndum? ¡Menudo precedente! Mira
lo del Québec en Canadá, que pronto irán a por el tercero. Lo mismo que pasará
en Escocia, que no pararán hasta que no lo ganen. No, a mí no me líes —Rajoy se
mostró firme.
-Te aseguro, presidente, que la única forma de convertir a CiU en una
coalición catalanista como la de Cambó, puesta al día y sin tentaciones
soberanistas, es autorizar ahora una consulta para perderla y dar cuantas más largas
mejor a la siguiente, pongamos unos diez años y en espera de que el chinche de
Pujol se quite de en medio. Porque desaparecido el padre, el hijo pintaría bien
poco y ya buscaríamos a otro que al menos su mujer fuese bien española y se lo
recordara en la cama. Bien mirado, no es que se gane un año, es que se gana
todo.
-Te anticipo que mi respuesta es sí —Mariano Rajoy se levantó, hizo una
seña para que un ujier entreabriera las ventanas y se acercó a la caja de los
habanos, de la que tomó un ejemplar de buena eslora. Luego echó mano a un
palillo de madera que debía servir para encender el puro y se arrellanó
placentero.
¿Que sí a qué? —Durán parecía distraído con el ceremonial de Rajoy y no
acababa de relacionar con nada de lo dicho la respuesta afirmativa del
presidente.
-Sí a la consulta, pero con tres condiciones que deberéis ir cumpliendo.
-Tú dirás, Mariano. Te escucho con la máxima atención.
-Primero, no se hará publico hasta un mes antes de celebrarse, así se
evitará que los de Esquerra y similares comiencen enseguida la campaña
propagandística y cobren ventaja. Es más, a finales de agosto le decís a Oriol
Junquera que se estén quietecitos en la Diada porque estáis negociando un referéndum
para la fecha que te he dicho y podría estropearse. Lo mismo con la CUP, Omnium
y otros parecidos: O sea, que vayan de nenes buenos el día 11 de septiembre. Y
ya sabes que lo desmentiré todo si lo filtráis antes y quedará anulada una autorización
que, por cierto, para esas fecha deberá conceder la Diputación Permanente del
Congreso. En fin, ya iremos perfilando los detalles.
-Conforme —a Durán comenzó a invadirle el entusiasmo.
-Segundo, todos los medios informativos en Cataluña, comenzando por TV3,
deberán permanecer neutrales hasta pasado el día de la consulta, jugad con el
tema de las subvenciones, y aún mejor si la neutralidad es indefinida, a cuyo
fin es necesario que pongáis al frente de la televisión a una persona aséptica,
sin ideología nacionalista aunque puede ser catalanista y con la suficiente
firmeza para sujetar a los gallitos que hay en esa casa.
-Dalo por hecho, presidente —Durán se pasó la mano por la calva y se quitó
unas gotitas de sudor fruto de su exaltación en ascenso.
-Tercero y principal: El referéndum no será vinculante, por si acaso. En
cuanto se celebre, Artur Mas deberá dimitir. Quiero una carta de su puño y
letra para dentro de unos días en la que se comprometa a presentar la renuncia
al cargo. Entretanto, que afloje en el tema del separatismo y en los insultos a
España. Es decir, solo lo justo para que los de Esquerra no recelen demasiado y
le ayuden a gobernar. ¿Has dicho que será el 11 de septiembre? No me vale la
fecha, mejor el primer o segundo domingo de diciembre. Ah, y si todo falla y
sale el sí, no te olvides que siempre nos quedará el 155 y estoy dispuesto a
que se aplique. Pero vamos, que en principio no me parece mal tu propuesta para
alejar el separatismo al menos durante una década.
-Tendrías que darme algo más para persuadir a los de Convergencia —apuntó
Durán.
-Mas millones no, ¡de ningún modo! —Rajoy quiso dejarlo claro—, que se olviden
de los derroches en embajaditas y similares.
-Me refería a un indulto, ¿puedo decirles que indultarás a los que sean
condenados en el caso Palau o en las ITV?
-Puedes, pero ya me tenéis harto con tanto delito impune. La suerte que tenéis
los nacionalistas catalanes es que primero se os apareció la virgen con
Zapatero y ahora me sacáis a mí el resto, que soy un pedazo de pan. ¡Ah!, un último
detalle, como he visto por el caso Mercurio en Sabadell que tenéis bien
entrenada a vuestra Policía autonómica para desacreditar al PSC, id preparando
algo parecido con los de Esquerra. Esa gente controla unos cuantos
ayuntamientos y estarán 'pringaos' en más de un caso. Nos vendrá bien que para
el 15 o el 20 de septiembre haya unos cuantos imputados que dejen de sacar
pecho identitario, je, je, je. ¡Señor, qué cruz!
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