Aunque algunos se hayan alegrado del triunfo de los partidos europeístas en
las elecciones griegas, la impresión de fondo que a uno le queda es que esto ha
sido un engordar para morir en el caso de no cambiarse a fondo el armazón
comunitario. Me explico: Diríase que la Unión Europea, vista país por país, y asimismo
la de España en lo que concierne a sus comunidades autónomas poseen un diseño
paralelo que podría resumirse en una frase: sálvese el que pueda. La
particularidad europea más notable es la diferente política fiscal que se practica en cada estado miembro, incluyendo a los que poseen como moneda común el euro. ¿Habrá
un disparate mayor?
Si se quiere una moneda sólida que impida los bandazos en las primas de
riesgo y los ataques especuladores a las economías de los países periféricos,
entonces no basta con seguir las directrices de Alemania y recortar el gasto
por todas partes al mismo tiempo que se suben los impuestos y se bajan los
salarios, porque una situación así nos lleva claramente a la depresión económica
y a la caída de la recaudación. Luego recorte de gastos por supuesto que sí,
menuda cantidad de partidas improductivas podrían recortarse aún, pero no a las
subidas de impuestos directos y a las bajadas de salarios o pensiones, que
llevan directamente a la desesperación, tanto económica como moral, como ha
sucedido en Grecia y son la causa del auge de los partidos totalitarios.
Otro tanto ocurre con lo que se ha venido en llamar el Estado de las
Autonomías, que cada una de ellas ha ido a su bola desde hace muchos años.
Con el agravante de que ahora se consideran ya con derechos adquiridos y España
se ha convertido en la casa de tócame Roque, donde cada nacioncita de diseño
quiere ser única y... legisla y legisla sin freno en su parlamento
"nacional" para que sus normas y reglamentos sean lo más desiguales
posible a los del vecino y a poder ser antagónicos a cualquier ley española. Y
así, seguimos tiroteándonos por las esquinas los unos a los otros, como
vulgares francotiradores de una guerra de guerrillas, en lugar de ir todos a
una y levantar el país. Ya se me dirá cómo es posible no acabar en la miseria
cuando lo más preciado para tanto politicastro es el mantenimiento de las señas
identitarias, no importa si se cierran quirófanos.
Creo que el Partido Popular lo ha entendido a su modo, o sea, poco y al
parecer quiere ponerle algún remedio, pero actúa con la misma velocidad a la
que se extiende la mancha de aceite, cuando en realidad lo que haría falta es
utilizar un lanzallamas de repetición, con mira telescópica que favoreciera el
tiro en los puntos exactos donde se da el derroche. No, que nadie se espante,
lo del lanzallamas no es más que una metáfora atolondrada. Entiéndase más bien
que, una vez chequeada nuestra infame salud autonómica, lo adecuado sería una buena
reforma de ese estado tan calamitoso y someterla prontito a referéndum. Veamos:
Se anuncia ya mismo la reforma y se lleva a consulta en octubre, a lo más
tardar. Antes de 10 días el diferencial de la prima de riesgo pasará a menos de
200, puesto que los mercados saben de sobras donde radican nuestros males. En
Europa poco podemos hacer salvo dar nuestra opinión y patalear lo que nos dejen,
pero en España es cuestión de echarle huevos y acabar de una puñetera vez con el
sálvese el que pueda. Si tenemos una nación multicentenaria llamada España, ¡unámosla
con solidez en lugar de fragmentarla más!
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