Se
ha publicado ayer en El País una entrevista a Laura Mintegi, candidata de la
proetarra EH Bildu a presidente del gobierno autonómico del País Vasco. Más
allá de la repulsión que puedan provocar ciertos tipos de personajes, siempre
resulta interesante leer lo que tienen que decir –y callar– para saber de qué
lado sopla el viento del independentismo vasco. Para hacernos una idea, veamos
extracto de la citada entrevista:
P. ¿Virar hacia dónde?
R. Hacia la autogestión y la capacidad de decisión. No tiene sentido que
alguien que no conoce tu tierra te diga cómo tienes que producir en ella,
transportarte o moverte geográficamente. Y todo eso se decide, no ya en Madrid
o París, sino en Berlín o Bruselas… Es demencial.
Empieza bien Mintegi profiriendo falsedades. En
primer lugar nadie le dice a nadie cómo ha de producir o moverse. Por otra
parte, si alguien en Madrid no está capacitado para tomar medidas que afecten
al País Vasco, lícito es suponer que alguien de Bilbao esté igualmente incapacitado
para tomar decisiones que afecten a San Sebastián. Sí, lo que dice esta señora
es demencial.
P. Bildu primero. Luego Amaiur. Ahora EH Bildu. ¿Se trata de liar a los
ciudadanos?
R. Vaya tragedia la de este país, que para seguir siendo uno mismo tenga
que cambiar 13 veces de nombre.
Tras esta confesión de la tal Mintegi poco más
cabe añadir. Podrán cambiar de nombre, podrán cambiar de traje y corbata pero
siguen siendo lo mismo. Siguen siendo la misma ralea que defendió y sigue
defendiendo a los asesinos de ETA. Sólo tiene razón en una afirmación: es una
tragedia para este país que con una mera variación de siglas los amigos de los
terroristas puedan campar a sus anchas.
P. Se trata entonces de eludir a la Justicia.
R. No en el caso de la coalición. EH Bildu es una sigla nueva porque es
distinta de Amaiur. Tenemos más gente que nos apoya. Y si hace falta alguna
sigla más porque viene otro colectivo político, pues bienvenido sea.
Creerá esta señora que somos tontos o tenemos
memoria de pez. Tras haber reconocido en la anterior pregunta que siguen
“siendo lo mismo” ahora lo desmiente. ¿Cuándo ha faltado a la verdad? En esta
última respuesta, pues no puede reconocer la verdadera razón que justifica
tanto cambio de nombre: esquivar a la Justicia.
P. ¿Qué mayoría social hace falta para reclamar con autoridad moral la
independencia?
R. Cualquier medida política que se imponga es negativa. Si queremos una
independencia sostenible y duradera, tenemos que conseguir un amplio consenso.
Y hay dos formas de conseguirlo. Una, porque la gente, por ideología y
convencimiento, es independentista. Y otra, porque llega a la conclusión de que
es la única forma de sobrevivir.
Vuelve a mentir. Para los amigos de los
terroristas imponer no es negativo siempre que sean ellos quienes, en tiránica
exclusividad, impongan, pues eso y no otra cosa es lo que vienen haciendo desde
hace décadas. Y, a mayores, la palabra sobrevivir en boca de alguien que no ha
condenado sin ambages la violencia de ETA supone un cinismo de marca mayor.
P. ¿Ante la crisis?
R. Puede que gente de distinta ideología coincida en que este país se va
a pique cuando está lastrado con un plomo atado al tobillo, con políticas en
las que no ha podido participar. Gente que piense que vamos a vivir mejor haciendo
nuestro propio camino. Necesitamos un país donde no estemos de alquiler. Es
incómodo estar en casa ajena.
Efectivamente, necesitamos un país donde no
estemos de alquiler en casa ajena. Y todo lo contrario es lo que desean los
terroristas y sus amigos como bien han demostrado al obligar por la fuerza de
las armas a miles de vascos a abandonar su tierra.
P. Esta semana se han cumplido 15 años del asesinato de Miguel Ángel
Blanco.
R. Estaba en Madrid y es uno de esos días que sabes dónde estabas, aunque
pasen 40 años. Como ciudadana, fue el peor día de mi vida. Me parece tremenda
la gran espiral de violencia que ha vivido esta sociedad en los últimos 75
años. Una violencia ha traído a otra, y esa ha traído a otra, y hemos llegado a
un punto en el que resultaba difícil levantarse de la cama.
Atención a la expresión “como ciudadana”: la
obsesión de esta gente por utilizar subterfugios que les permitan decir lo
contrario de lo que verdaderamente pretenden expresar es la lógica en todos
aquellos que intentan defender aquello que no tiene defensa posible. Traducido
quiere decir que como política –“no ciudadana”, supongo– el asesinato de Miguel
Ángel, que no condena, no le provoca ningún sentimiento especial aparte, presumo
nuevamente, del miedo que ante la reacción de la ciudadanía experimentaron en
aquellos trágicos días los proetarras. Esta interpretación viene corroborada por
su torpe intento de circunscribir este vil crimen a la dinámica de “una
violencia [que] ha traído a otra”, sustrayéndole así cualquier importancia o
trascendencia al asesinato de Miguel Ángel. Semejante torpeza como la
acreditada por Mintegi sólo puede engañar a los muy obcecados u obtusos.
P. ¿Qué hay de las víctimas?
R. Merecen un respeto absoluto, porque el dolor es algo que lo entendemos
todos y que nos une siempre a las personas. Las cuatro fuerzas de la coalición
hacen esta reflexión y este ejercicio de reconocimiento de todas las víctimas.
Lo que no podemos hacer es utilizarlas con fines políticos.
El viejo cuento de siempre, no por ya conocido
menos asqueroso. Igualdad entre víctimas y asesinos y quien no pase por el aro
de tamaña obscenidad estará utilizando a los muertos “con fines políticos”.
Como decía la propia Mintegi, demencial.
P. Habla usted de todas las víctimas. ¿El criterio cuantitativo no tiene
relevancia?
R. No se puede medir la tragedia en términos cuantitativos. Y si lo
tuviéramos que hacer, yo contabilizaría a todas las víctimas. Si lo que
pretendemos es buscar espacios comunes, ¿cómo va a aparecer cada uno con un
cuaderno y la contabilidad de los suyos?
No perdamos la referencia: se está hablando de
muertos. Mientras tanto, esta señora divaga sobre cuadernos, contabilidades y,
por supuesto, los nuestros y los suyos. Aquí no ha habido ninguna guerra, aquí
ha habido asesinos y asesinados. Con semejantes razonamientos, la idea de
“buscar espacios comunes” no pasa de ser palabrería huera.
P. Coincidirá en que no es igual de culpable un asesino de 20 personas
que alguien que ha matado a una.
R. En caso de contar, ¿desde cuándo lo hacemos? En Historia estudié que
periodizar ya es establecer una ideología. No hay que olvidar que hemos vivido
un golpe militar con un millón de muertos y consecuencias durante muchos años,
que ha afectado a casi todas las familias de este país. ¿En qué punto se
pondría a cero la contabilidad? En función del que se elija, las cuentas serán
diferentes y se desequilibrará la balanza.
Observen que la pregunta es muy clara y,
nuevamente, recurre Mintegi a subterfugios para no responderla. A esta señora
lo mismo le da un muerto, veinte u ochocientos, demostrando así el valor que, en
congruencia con su ideología, le concede a la vida humana: ninguno. Pero aun no
conforme, hace gala de una infinita insensibilidad hablando de poner a cero
contabilidades, de cuentas y de balanzas para referirse a muertos, heridos,
aterrorizados y exiliados. Y la gilipollez que suelta sobre el millón de
muertos en la Guerra Civil esta licenciada en Historia y profesora en la UPV –¡cómo
está la Universidad!– deja en agua de borrajas toda su retórica sobre
periodizar y establecer ideologías: en
la línea ya descrita, poca sangre le debe de parecer la vertida cuando decide,
tendenciosamente, multiplicar por cuatro la cifra real de muertos en la Guerra
Civil.
No es que esta tipa no sepa los muertos que hubo en la Guerra Civil, es que toma a los demás por ignorantes que le creerán la cifra de un millón que ella ha soltado. Le creerá muy especialmente esa izquierda asilvestrada, entre la que incluyo a los etarrófilos, que no tienen ni pajolera idea de lo que ocurrió entre el 31 y el 39.
ResponderEliminarSí: entre que nos cree gilipollas y los muertos parecen importarle muy poco se permite sin pudor soltar esas tonterías tan del agrado de la izquierda asilvestrada.
EliminarRealmente, qué tipeja. Quiere aparentar además que es antiviolencia, justa, dialogante...y todo es una pose. Se ve a la legua, pero lo triste es que mucha gente quiere posicionarse así, porque les parece más justo, y en realidad su postura es rotundamente injusta y mentirosa. Por cierto guardaré tus análasis para utilizarlos, con tu permiso. Bss
ResponderEliminarAunque ETA, al menos de momento, haya dejado de matar el sustrato idelógico del que se alimenta esta gente sigue siendo el mismo: el totalitarismo más rancio y repulsivo, por mucha palabrería hueca que le echen al asunto.
EliminarPor supuesto, permiso concedido, Águeda. Un beso.