El rescate de las comunidades autónomas, una ocasión de oro para eliminar maleza

Animalitos autonómicos con salvavidas o el rescate que nunca será llamado así

Esto es la locura. Cuando comienzo a escribir estas líneas la Bolsa cae más de un 5% y la prima de riesgo ronda los 640 puntos, dos indicadores que te hacen tiritar de frío en lo más cálido de julio y que, junto a los datos del viernes pasado, deja a pan pedir la economía española. A ver quien es el guapo que nos presta los 80.000 millones de euros que España necesitará para finalizar 2012. ¡Madre del amor hermoso! Y Rajoy, que ha enviado a De Guindos a que explique en el Parlamento lo del pastón para la banca que nos dejará Europa, sin dar la cara en el Congreso ni ante la prensa. ¿Y quién es él, a qué dedica el tiempo libre?

Mientras tanto, en tres comunidades autónomas se alude ya a un posible rescate por parte del Estado, un rescate al que llamarán cualquier cosa menos intervención, palabra anatema. A saber: Valencia, que ni se conoce lo que debe ni se cuantifica lo que necesita, ha pedido ayuda como quien pide "más madera" mientras la locomotora se dirige directa al abismo. La prensa alude también a Murcia, a cuyo presidente se le escapó que podrían necesitar 200 o 300 millones de euros, pero que ahora dice que a eso no debe llamársele rescate y bla, bla, bla. ¿Lo llamamos rescatillo, Valcárcel? Y luego está Cataluña, cuyo presidente Mas no es que pida más madera, sino que se deja querer para que le den más dinero. El 'molt honorable' Mas, junto a ese consejero de Economía que llamó macarra a Montoro (título que es casi equivalente al anterior), está haciendo números y no le salen las cuentas por menos de 3.500 millones de euros. Y además para esta misma semana. O sea, más madera y más urgente también para Mas.

¿Cuánto se tardará en preparar el paquete de medidas que el Gobierno de España debe exigirles a los derrochones autonómicos? Habría que verlo, pero en ningún caso tendría que retardarse más de una semana. Así los manirrotos comenzarían a adoptar las medidas antes de recibir el primer euro del Estado. Por ejemplo, con vistas a la privatización o al cierre, plantillas de las televisiones autonómicas al 10% de las actuales, un asunto en el que al menos Valencia parece haber tomado alguna iniciativa mientras que en Cataluña no se dice nada de esa TV3 elefantiásica de 2.800 empleados con sueldos de tronío. Por ejemplo, embajadas autonómicas cero, o a lo sumo dos funcionarios de cada una de ellas alojados en las sedes diplomáticas de España, como se les ofreció. Por ejemplo, subvenciones identitarias cero absoluto. Por ejemplo, cierre de empresas públicas autonómicas a la tercera señal (hay unas 3.000), o en el peor de los casos lo que tarde en prepararse el correspondiente ERE. Por ejemplo, eliminación de un 50% (para empezar) de cualquier empleado público que no haya accedido mediante oposición, sean éstos asesores, sea personal laboral enchufado a dedo por los políticos, que los hay a miles de los unos y los otros.

Dicen que a grandes males grandes remedios, por eso creo que si se aprovecha el rescate que pidan las comunidades autónomas, y acabarán pidiéndolo todas, no dejará de ser una ocasión de oro para eliminar maleza. Claro que aún sería mejor, al menos en ese aspecto, que Europa nos interviniera de una puñetera vez y nos obligara a cambiar el modelo de Estado. Simplemente para hacerlo viable, en cuyo caso las 17 nacioncitas de diseño deberían de suprimirse y que ciertas competencias, nunca la Educación, la Sanidad o la Justicia, se descentralizaran hacia unos ayuntamientos concentrados en entidades de más de 30.000 habitantes. Estoy convencido de que en el caso de anunciarse algo así la prima de riesgo bajaría a menos de la mitad en una semana y la Bolsa se entonaría bastante. ¿Habrá coraje?