En las dos
sesiones de investidura, días 4 y 5 de enero de 2020, se ha podido advertir que
Sánchez se pliega con gran entusiasmo a un cambio de Régimen que mandará la Constitución
al muladar y que le dará el poder (esperemos que no sea para siempre) al social-comunismo
más rancio y miserable, además de criminal, que uno pueda imaginarse, lo que
supondrá el fin de la democracia y de la libertad. Veamos qué partidos apoyarán
a Sánchez:
PSOE, en su peor
versión antiespañola de los últimos 140 años; Podemos, recalcitrante comunismo bolivariano
cuyos referentes son esos estados fallidos que han envuelto en la miseria a sus
ciudadanos, muchos de los cuales (caso de Venezuela) han sido expulsados por la
tiranía; ERC, comunistas anarco-separatistas de amplio historial criminal en
los años 30, al que no le importó acoger recientemente a unos cuantos terroristas de Terra Lliure; EH-Bildu, comunistas y separatistas vascos, asimismo criminales y
asesinos que aún se entusiasman con los crímenes de la ETA; BNG, comunistas y supremacistas gallegos; PNV, partido sabiniano (lo
peor de lo peor), de ideología garrapata (t’o p’a mí) cuya especialidad
consiste en chuparle la sangre mediante el chantaje a cualquier gobierno a costa de todos los
españoles.
Finalmente, Teruel
existe, cuyo único diputado, (con antecedentes de otro comunismo, el de esa
Chunta aragonesista coaligada con Izquierda Unida), ha venido a demostrar que le
ha correspondido desempeñar el papel de “el bribón codicioso del pueblo”, ya
que como siempre tuvo claro que le interesaba la pasta gansa, no para que Teruel
exista, sino para arrimarse al fuego que más calienta. Vamos, lo que se dice un
auténtico vendido que algún día, como se le ocurra pasear por la plaza del Torico,
no me extrañaría nada que acabase pillado en un tumulto. Y de toda esta
gentuza citada, a cual más radical en lo político e inmoral en lo ético, ¿qué se puede esperar?
Por otra parte,
se han producido cuatro intervenciones (que yo haya escuchado) con unos
argumentos tan impecables como bien planteados. Pablo Casado, Santiago Abascal e Inés Arrimadas estuvieron brillantes, así como la admirable canaria, Ana
Oramas, que le hicieron ver a Sánchez todas sus contradicciones, desde lo que dijo
en las diversas campañas electorales, en el sentido de que su gobierno nunca
dependería de los comunistas y separatistas, etc. Además, como respuesta a Fraudez
cuando éste alegó que es la decisión de los electores, se le aclaró que no había
tardado más de 24 horas en incumplir todas sus promesas, dándole la vuelta y
por lo tanto mintiendo con descaro respecto a todo lo ofrecido en campaña. Y no
hubo modo de sacarle de ahí, Fraudez se lo echaba todo a la espalda o, como
mucho, apretaba las mandíbulas en un gesto de rabia. No me extraña, pues, el modo en que lo describió
el presidente de VOX: “Sánchez es un fraude, un estafador, un personaje sin
escrúpulos, un villano de cómic y un Tirano Banderas. Su palabra tiene el mismo
valor que la de un timador profesional”.
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