En la última
portada del diario ABC (imagen de cabecera) hay una definición casi perfecta
del lado en que se encuentra la vileza. Y digo casi perfecta, porque así como
en el grupo que respalda al demócrata Guaidó faltan algunos de esos dirigentes
del PP que lo agasajaron en Madrid, en el bando de las cucarachas políticas que
respaldan la tiranía venezolana, sí salen muchos de los que son a pesar de que
faltan unos cuantos y unas “cuantas”, hasta sumar 23.
Aun así, en la
imagen de ABC puede verse con toda claridad dónde se sitúa la vileza,
calificativo que, según el diccionario María Moliner, envuelve el mayor de los desprecios,
implica maldad junto con algunas de las agravantes de cobardía, falsedad,
servilismo, ingratitud o cualquier otra que signifique falta de nobleza. ¿Ha
quedado claro? ¡Pues eso!
En lo que a
Venezuela respecta, por ejemplo, a pesar de sus inmensas riquezas nos
encontramos ante un país que ofrece la peor situación política y humana imaginable:
Cuatro millones de expulsados del país por miedo, por hambre o por no adentrarse más en la miseria, cientos de presos políticos sobre los que pende de un
hilo su propia vida, unos treinta mil asesinados en las calles o en las
cárceles desde que gobierna el genocida Maduro, e incluso en la etapa de
Chávez, fuga masiva de divisas y bienes de todo tipo, entrega a Rusia (como
pago de una supuesta deuda) de la inmensa petrolera venezolana (PDVSA), sospechosas
concesiones mineras muy ventajosas (¿a cambio de qué?), a compañías
extranjeras para la extracción de oro, piedras preciosas, etc.
Así, pues, el
problema de fondo es el siguiente: ¿Se preguntará alguna vez el votante del
PSOE o de Podemos cuáles son las razones para que sus dirigentes se comporten,
en la mayor parte de sus decisiones, con semejante grado de indignidad? Una de
dos, o bien esos votantes ignoran a propósito cuanta fechoría cabe atribuirle a
esta izquierda de ahora (desde ZP para acá), la cual es incapaz de preocuparse de
algo más que de permanecer dándose la buena vida en el poder, o bien nos
hallamos ante una enorme masa electoral social-comunista de lo más inepta para
juzgar la situación política y obrar en consecuencia.
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