Apenas
transcurridas 24 horas de las elecciones generales del 10 de noviembre de 2019 y
muy en contra de cuanto prometió Fraudez en campaña, Pedro y Pablo se abrazaron
como si de dos ositos amorosos se tratase (solo les faltó morrearse al
comunista modo de Honecker-Brézhnev) y
firmaron un acuerdo revolucionario al que le siguió una expresión placentera en
la que daban a entender: “esto está ‘chupao’ a tope”.
Es decir, los
ositos pactaron un cambio de Régimen según el cual la España democrática y
constitucional dejará de existir, sin que importe en absoluto, he ahí lo más
triste, que la patria común quede deshilachada a favor de unos socios con los
que ya negociaban entonces: los separatistas-golpistas, los garrapatas del PNV
y los etarras de Bildu. ¿A cambio de qué?, cabría preguntarse, pues de ese proyecto
galáctico cuya duración ya han calculado y del que están seguros que les
mantendrá 30 años seguidos en el poder. Para lo cual, el número de transgresiones
continuadas de la Ley que perpetrará este gobierno Frankenstein V 2.0, ojo al dato, deberá alejarse de la legalidad a la misma velocidad que la luz: 300.000 fechorías por segundo.
Ante una perspectiva
tan ominosa para los españoles, ¿de qué modo han reaccionado los partidos de la
derecha? ¿Alguien sabe algo de ellos? ¡Tierra llamando a Casado y Abascal! ¡CQ,
CQ! ¿Hay alguien ahí? Bien, pues la única respuesta que se me ocurre ahora es
la de afirmar que se están dedicando, cada uno por su cuenta, a hacer de polis
malos, en el sentido de ineficaces o inútiles para los intereses de los ciudadanos
decentes, o sea, los no asilvestrados (al menos aún) por un Régimen que tiene
toda la pinta de no permitirnos volver a la libertad en lo que nos quede de
vida. ¡Como sería mi caso!
Un Régimen,
repito, que solo es posible lograrlo mediante la creación de miles y miles de desempleados a los que luego, graciablemente, les asignarán una
subvención de miseria o les buscarán trabajo a tiempo parcial en uno de esos muchísimos chiringuitos
de ideología afín creados al efecto. Lo que significa que si no puedes vivir (en
lo económico) con la miseria que te ofrezcan los social-comunistas, ni tampoco
te es posible vivir (en lo moral) dentro de uno de esos chiringuitos que
aseguran, por ejemplo: “el contacto con el hombre produce cáncer en la mujer”
(estos días se han dicho cosas muy semejantes), la única opción que te queda es
la de convertirte en un expatriado a la venezolana o a la cubana. O dicho más a lo bestia: Largarte a toda
leche de España y deambular por medio mundo hasta encontrar un lugar donde te
dejen vivir con alguna dignidad. Una situación, por supuesto, que sobre todo
afectará a nuestra juventud.
Y de vuelta a los
polis malos, ¿a qué esperáis para reuniros y hablar de todas estas cuestiones
que tanto daño le hacen a España? Porque, a lo que se ve, ni Vox manifestándose
delante de los ayuntamientos, ni el PP dejando caer la absurda promesa de que lo parará
todo en el Congreso, parecen ofrecernos algo más que la posibilidad de rascarnos
la barriga si nos da un ataque de tos. Amigos, menos manifestaciones callejeras
y aún menos promesas grandilocuentes en el Congreso, pensad en darle prioridad a
lo realmente práctico: estrecharos las manos en un terreno neutral y hablar, con la máxima concentración de vuestro intelecto, de
lo único importante: ¿Cómo se asegura que España sobreviva?
En cuanto a
Ciudadanos, prefiero no decir nada en este momento. Ya cuentan con suficientes problemas
internos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.