Cómo me gustaría
escribir que el presidente del gobierno de España ha puesto firmes a la escoria
catanazi. Pero me es imposible escribir algo así, porque la respuesta a las
exigencias de Torra y Junqueras ha sido bien distinta a la que procedería en un
presidente que se vistiera por los pies. Es decir, Fraudez se ha plegado a los
deseos de ambos desquiciados, el uno al exigir verle para hablar de
independencia y amnistía, de gobierno a gobierno, y el otro reiterando una
y otra vez que “lo volveremos a hacer”. Por supuesto, Junqueras se
refiere a intentar cuantas veces sea preciso el golpe de Estado del 1-O.
Tengo la
impresión de que Fraudez duerme como un bendito, sin que le moleste lo más
mínimo contar en su gobierno con unos cuantos comunistas de lo más radicales, porque
si se hubiera desvelado alguna noche, como anunció que sucedería si formaba
gobierno con los podemitas (este tipo miente sobre cualquier asunto), tal vez
le habría dado por meditar y comenzar a entrever lo muy desleal a España que supone
regalarle a los catanazis un referéndum legal y una amnistía.
Se sabe de
sobras que Fraudez no puede amnistiar a nadie ni convocar referéndums para que solo
una parte decida si Cataluña se marcha de España, lo uno y lo otro está
prohibido por la Constitución española. Pero este hombre que ahora manda, sobre
todo desde que le asesora ese Rasputín que atiende por Iván Redondo (cada día
con más y más poder), es capaz de retorcer de tal modo las leyes que no dudará
en intentar satisfacer las ensoñaciones separatistas. No por darles gusto a los
golpistas, sino porque ellos, a su vez, aprobarán los presupuestos del Estado
si ven que peligra la presidencia del “chollo” Fraudez. Y es que han formado
una auténtica simbiosis en beneficio mutuo, según la cual ambas bandas de
facinerosos políticos se mantendrá en el poder por largo tiempo. ¡Dios nos
libre!
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