Érase una vez un
concejal del PSOE en Las Rozas (Madrid), Nando Di-Lolli, que fue candidato a la
alcaldía de ese municipio y al que se le ocurrió una iniciativa de lo más
decente: Presentó una moción en su ayuntamiento para que “no se negocie nada
con los que quieren romper España”. La moción fue aprobada con dos votos
socialistas (otros dos concejales del mismo partido se ausentaron) y los del PP
(12), Ciudadanos (6) y VOX (2) no dudaron en votar a favor. Eso sí, votó en contra
el único concejal de Podemos, ¡qué disgusto tan grande!
Ahora bien, el
que parece que sí se disgustó mucho con Nando Di-Lolli, fue el Secretario de
Organización del PSOE, cuyo cargo lo ostenta un tal Ábalos, ese sujeto al que
no le duelen prendas a la hora de tomar las decisiones más totalitarias y
vergonzosas. Y no hablo ahora del caso Delcy Rodríguez, la Dos del tirano Maduro,
sobre cuyo encuentro Ábalos ofrece una o dos versiones complementarias cada 24
horas.
No, hablo simplemente
del método tan repulsivo usado por quien maneja los asuntos internos del partido,
el citado Ábalos, para expulsar de la peor manera a quien ha tenido
la osadía de actuar con decencia. ¿Cómo han expulsado a Nando Di-Lolli? Pues
tomando la decisión de retirarle por las buenas el carné del PSOE, sin abrirle
expediente informativo, sin ningún tipo de advertencia previa, sin escucharle y
aprovechando que llevaba unos días hospitalizado a causa de problemas renales.
Dicen que la
decisión sobre Di-Lolli la ha tomado la dirección del partido en Madrid. Si
bien, a sabiendas de la fidelidad perruna que se da en el submundo socialista
(o no sales en la foto), no me creo ni ‘mijita’ que Ábalos haya quedado al
margen de la expulsión. De donde se deduce que castigar de semejante manera a
quien pretende el respeto hacia nuestra Constitución, como así lo acreditó el
excompañero Nando, es una prueba incuestionable del espíritu totalitario que
anida en el socialismo de Fraudez, donde la libertad hace mucho tiempo que se
dio a la fuga.
Nando Di-Lolli,
cuyo pecado capital ha consistido en sentirse español y demostrarlo en su
iniciativa, ha expresado en un comunicado que “solo tengo palabras de agradecimiento
a los que creéis, como yo, en un Partido Socialista, Obrero y Español”.
Remarcando mediante la conjunción ‘y’ la palabra “Español”. Y es que el
tema de fondo podría definirse a través de la siguiente pregunta: ¿Habrá alguna
vez un socialismo que apueste por España? Porque hasta ahora, y todo lo
evidencia así, lleva 140 años apostando tan solo por sus intereses partidistas
e incluso personales, como es el caso de Fraudez.
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