sábado, 29 de febrero de 2020

Nadie nace fascista


Al contrario de lo que afirman los comunistas de hoy, esos que son la continuación de la más perversa ideología que haya concebido el hombre (y la mujer), nadie nace fascista. Me refiero a un comunismo que acusa a otros de lo peor, sin considerar que acarrea a sus espaldas más de 120 millones de personas asesinadas por hambre o por los más inicuos métodos represivos, tiro en la nuca incluido.


Repitamos la descriptiva frase: Nadie nace fascista. Algo tan cierto como esta otra expresión: Nadie se vuelve bueno de repente. Luego son los hechos, presentes y pasados, los que califican el comportamiento de cualquier militante de una ideología concreta, cuanto más si ésta se encuentra ubicada en uno de los extremos: fascismo o comunismo. Sin olvidarnos que tanto el fascismo como el nazismo son derivados de un socialismo embriagado de nacionalismo, en especial el nazismo alemán o Nazional Socialismo.

Ahora bien, mientras el fascismo apenas se da hoy en día, por más que el comunismo vea fascismo por todas partes y acuse de fascista al primero que le contradiga, el comunista presume de serlo y de admirar a unos regímenes totalitarios, alguno con más de 60 años de dictadura ininterrumpida, que lo único que han demostrado durante ese tiempo es que en el comunismo existen dos tipos de igualdad: La del conjunto de la población, a la que se le reparte la misma miseria a través de la cartilla de racionamiento, y la igualdad de los componentes del politburó del partido, todos gorditos y lustrosos (estoy pensando en Maduro) y a menudo con una fortuna en paraísos fiscales, por si acaso.

Por cierto, que nadie dude que el comunismo chino, por más que se disfrace de capitalismo comercial, es un régimen opresor y antidemocrático que impide a 1.400 millones de personas “sacar el pie del lodo” y por lo tanto gozar de esa libertad envidiable que posee su vecina Taiwán. Y esto último, la libertad de una isla de la misma raza e idioma, desmonta por completo la coartada de cualquier comunista del continente, cuando afirma que se les debe respetar su particular régimen político al ser de otra cultura.

En resumen: A pesar de lo que cualquier analista puede descubrir sobre la perversión del comunismo, ningún sujeto que milite en esa “secta satánica” aceptará jamás un pasado que le deshonre en el presente. No, el sujeto en cuestión, curiosamente sin rechazar nada del marxismo, vendrá a decirnos que ellos son el comunismo 3,0 o algo similar. Que es como darle vuelta a la frase y afirmar que se han vuelto buenos de repente. Buenos o… muy buenos, y por lo tanto “pelillos a la mar”. ¿Te lo crees o no, cacho fascista?

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