Se sabe lo que
quieren los catanazis: Independencia y amnistía. De hecho, solo quieren la
independencia, porque ya se encargaran ellos solitos de amnistiar a la tercera
señal a cuantos golpistas y malversadores estén sentenciados o pendientes de
juicio por unos tribunales españoles que de inmediato les serán ajenos.
Lo que ocurre es
que para conseguir la independencia necesitan que se convoque un referéndum
legal, a la escocesa o a lo Quebec, ya que de no ser así es muy probable
que no haya un puñetero país que reconozca a Cataluña como estado soberano,
salvo el Irán del Coletas, por supuesto. Y en tal caso, semejante situación
llevaría a los catanazis a la más completa soledad internacional en sus
delirios de grandeza.
A los catanazis ni siquiera les
bastaría haberse apropiado de Teresa de Ávila y Miguel de Cervantes, entre
otros grandes españoles. ¡Ah!, eso sí, en pleno aislamiento lograrían completar
a mayor ritmo la miseria económica a la que hace tiempo se dirigen, porque como
es sabido las ensoñaciones alimentan más bien poco y son incapaces de retener
la fuga de empresas, que se les escapan a chorros de Cataluña.
Así, pues, lograr
el referéndum legal es la razón de que se haya establecido lo que se ha
denominado, con el hipócrita acuerdo del gobierno Fraudez, una “mesa de
diálogo”. Pues bien, la primera sesión de ese diálogo ha quedado acordada para
el 26 de febrero en La Moncloa. Con la asistencia de dos delegaciones que
encabezarán un presidente inhabilitado, el catalán Torra, y otro que no le anda
lejos en cuanto a su situación de ilegalidad, Fraudez.
Fraudez no le anda
lejos a Torra, aclaro, porque el monclovita aún no ha sido encausado ni se ha
dictado sentencia alguna contra él, pero hay sobradas razones para procesarlo y
destituirlo, lo que puede ocurrir en cuanto se recopilen algunas de sus peores
fechorías e incumplimientos de la Ley.
Al respecto,
espero que no falte gente acumulando información y el día menos pensado nos
enteremos de que se ha presentado una querella, pongamos de Vox, acompañada de
un dosier de pruebas de más de tres mil páginas. O si se quiere llamarlo de otro
modo, de más de 40 maletas, que es la unidad de medida de la corrupción
social-comunista cuando se revuelca con los narco venezolanos. ¿No, Ábalos?
También podría
suceder que Vox, o cualquier otro partido con bemoles, esté expectante ante el
resultado de este primer encuentro ilegal, a sabiendas de que el gobierno de
Fraudez no puede negociar nada sobre la independencia y la amnistía porque se
lo impide el muro infranqueable de la Constitución.
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