Felipe González
no tiene ninguna necesidad “alimenticia”, es decir, nada le obliga puesto que
tiene la vida resuelta a pronunciarse en contra de los comunistas podemitas
que claman a todas horas por la vuelta de la República. Ayer, durante la presentación de su fundación en
Sevilla, Felipe aprovechó la ocasión para (con otras palabras) llamar “perros”
a unos energúmenos que no paran de ladrar. Veamos algunas de sus frases:
Felipe González
comenzó por aclarar que nunca fue monárquico y a estas alturas no lo será, lo
que en el terreno de la controversia política le autoriza a cargar contra los
que aspiran a expulsar a la Familia Real de España para imitar, inmediatamente
después, el modelo de Cuba, Nicaragua o Venezuela.
A la Corona, y
en especial al Rey (deduzco de las palabras del veterano socialista), cabe
atribuirle la neutralidad política, pero una “Republiqueta” sería como volver a
la Segunda República. Un horror que jamás debería repetirse (añado yo) y mucho
menos resucitar sobre el papel en esa ley partidista de “Memoria Histórica”. Lo importante ahora es cumplir la Constitución y hacerla cumplir, dio a entender Felipe.
En fin, ya
pueden ver que incluso Felipe González se distancia todo lo posible de los comunistas
en el Gobierno, lo cual es un modo de advertir, de rebote, acerca del mal
camino que lleva el fantoche Fraudez. En conclusión: Se dirá lo que se quiera
de Felipe, incluso aludirán a esa corrupción desmesurada en sus tiempos en el
poder, pero yo no tengo dudas de que el transcurrir de los años le ha aportado la
sabiduría tradicional de los ancianos y se expresa en esa línea.
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