Lo primero que
quiero exponer es que esto no es un gobierno, ¡es una plaga bíblica!, algo que
no se le oculta a todo el que quiera analizar con algún detenimiento la cadena de
desmanes que practica a diario, cuyos daños para el conjunto de la sociedad es
imposible justificar (y cuantificar) salvo que quien opine sea un agraciado de sus favores o un
seguidor sumiso de semejante manada de indignos, acerca de la cual no se sabe qué hace tantísima gente comiendo a la sopa boba.
El gobierno de
España que ahora tenemos, cuya llegada al poder la perpetró aupado por toda
clase de totalitarios comunistas y separatistas, que es justo lo contrario de
lo que anunciaba el mentiroso Fraudez en los mítines y entrevistas
preelectorales, viene comportándose en su corta trayectoria con enorme
injusticia respecto a la igualdad (niega el Iva a las comunidades mientras riega
con miles de millones a los golpistas de Cataluña), exhibe una gran cobardía en cuanto al diálogo
planteado por los catanazis, ante quienes se humilla, y, en el exterior, muestra un
inmenso agravio en relación a la libertad en Venezuela, acreditado mediante un
bandazo al pasar de reconocer a Guaidó a ignorarlo por completo y volver a
dorarle la píldora al tirano Maduro, como hizo ayer mismo el puto ZP de las narices.
Lo que debería
ser un trío de cualidades bien desplegadas por cualquier gobierno decente que
mirase por el pueblo: igualdad, diálogo y libertad, la banda de Fraudez lo ha
convertido en pocos días en un ejercicio de parcialidad en el reparto de los fondos públicos, de mutismo ante los
pactos secretos con los odiadores de España y de coacción soterrada ante
cualquier medio informativo que así lo denuncie. Estoy pensando en ABC y OK
Diario, entre otros.
Y lo más
probable es que tales métodos nada democráticos reciban, a su vez, una nueva
vuelta de tuerca (y desde luego siempre a peor) en el conciliábulo de la finca
en Quintos de Mora, donde el gobierno en pleno ha asistido después de llegar
todos juntos en un autobús. Bueno, todos, todos no, porque Fraudez viajó a sus
anchas en helicóptero y, ¡me hago cruces!, la que se supone que debe dar
ejemplo, la ministra de Igualdad, quiso llegar en automóvil para demostrar que
es más igual que la mayoría.
Repito, ¡esto es una plaga bíblica!
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