Ahora se
entiende la actitud de Fraudez al no querer recibir a Guaidó, el presidente encargado
de Venezuela, elegido democráticamente y enfrentado al tirano Maduro. El
monclovita quiso reservar para otro sujeto opresor, el inhabilitado Torra, una
parafernalia que sabía iba a entusiasmar al catanazi. Como así ha sido.
De la diferencia
de trato ofrecido al demócrata Guaidó, en contraposición con el dispensado al
golpista Torra, se desprende que a Fraudez le gusta más bien poco la democracia
y prefiere a los tiranos y asimilados. Parece la conducta normal de un fulano que
en poco más de un mes ha encaminado al gobierno social comunista a practicar toda
clase de fechorías y a preparar sucesivas andanadas para este mismo 2020.
Por su parte,
los catanazis, nunca se verán ante otra oportunidad tan favorable para lograr
casi todo lo que quieran, salvo la independencia, por supuesto, única situación
que llevaría a que España entera se sublevara ante la fragmentación de la patria y acabara por correr a gorrazos al
traidor Fraudez. Y ambas partes lo saben.
Eso sí, los
golpistas tendrán su cupo fiscal, cuya balanza siempre resulta extrañamente favorable
a ellos, también recibirán su poder judicial, traspasado mediante un apaño ilegal, y sus
numerosas infraestructuras serán modernizadas cuanto sea preciso antes de recibirlas
en transferencia: Aeropuerto del Prat, Puerto de Barcelona, ferrocarriles de
cercanías, etc. Y todo ello de inicio, porque estos codiciosos nunca estarán conformes
con nada.
En resumen, en el
encuentro de la Moncloa se produjo ayer el mayor contubernio antidemocrático que
imaginarse pueda, y para más inri fue difundido a toda trompetería por los
medios periodísticos afines, como si de un gran triunfo de la libertad se
tratase. Ni que decir tiene que ninguno de los dos bandos fue capaz de ofrecer
solución alguna que estuviese respaldada por la ley: todo consistió en
marrullería resbaladiza, como se esperaba. Eso sí, en paralelo se negoció con
EH Bildu, esos otros “demócratas” tan entusiastas del terrorismo etarra.
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