martes, 18 de febrero de 2020

Dos formas de tratar el desempleo


De un lado tenemos el tradicional sistema socialista implantado por Felipe González a mediados de los años 80. Se conoce como Plan de Empleo Rural (PER) y hasta ahora consistía en pagar a los jornaleros un subsidio de 430 euros al mes, siempre que pudieran justificar 35 peonadas anuales, lo cual estaba “tirao” para el jornalero porque al terrateniente le interesaba estar a bien con sus potenciales empleados “intermitentes” y firmaba los justificantes.


La novedad en este asunto del PER la aportan esta semana el Coletas y la también comunista y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que han anunciado una reducción en las jornadas necesarias para cobrar el subsidio y pasarán de 35 a 20 peonadas ¡anuales! ¿Y por qué no pasarlas a dos peonadas al año? Aún mejor, ¿por qué no darles directamente el dinero público, ese que no es de nadie, sin que ninguno justifique nada? De un modo u otro así será mientras el social-comunismo manosee el poder y quiera asegurarse unos miles de votos comprándolos con subsidios.

Otra forma de encauzar el paro es prescindir de los subsidios y dar paso a los incentivos. Desde la Junta de Andalucía (PP-C’s + VOX externo), se ha considerado más útil que los autónomos andaluces, cifrados en 526.000, reciban compensaciones fiscales si contratan un trabajador o aumentan la plantilla. A través del método descrito, el aumento de autónomos en el último año ha sido de casi 10.000 trabajadores, de ahí que Andalucía se haya situado entre las tres comunidades que generan más empleo, con 45.800 puestos de trabajo en 2019.

Conclusión: Una vez más se demuestra que la izquierda ama a los pobres, de ahí que le guste crearlos a miles y luego los subvencione con miserias para tenerlos atrapados en su órbita. Mientras que la derecha impulsa la competencia mediante la liberación de empresas y horarios, así como la innovación y la creación de nuevos proyectos. No hay duda de que la riqueza en Europa, y en general en todo el mundo, hace décadas que la ha venido forjando el liberalismo democrático. ¿Lo entenderá alguna vez el votante?

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