El gobierno de
Pedro Sánchez, alias Fraudez, no teme en absoluto perder la virginidad política
al reunirse a “dialogar” con algún procesado golpista del 1-O, como es el caso de Jové. Por dos razones:
1. La virginidad la perdió durante la campaña electoral, al declarar que no
podría pactar con podemos y los separatistas y encamarse con ellos apenas
concluido el recuento. 2. Porque lo de la Moncloa no será un diálogo, sino un
verdadero paripé que llega ya más que apañado de las conversaciones previas
entre socialistas y ERC.
Por otra parte,
se sabe que a la banda de Torra solamente le interesan dos asuntos:
Independencia y amnistía, decididos así por un Puigdemont que anda loco por regresar en loor de multitudes a Cataluña. Sin que estén dispuestos a hablar de otros temas,
como pueda ser lo que más le importa a Fraudez, que le apoyen en los
presupuestos generales del Estado y poder completar así, a base de
prorrogarlos, ese mandato de cuatro años por el que suspira.
No obstante, el
tema de fondo es si el gobierno de España (con perdón) tiene capacidad legal
para reunirse con una gentuza que aspira a trocear nuestra patria y, mientras
no lo consigue, cargarse de todo tipo de privilegios a costa del bolsillo de
los españoles y destrozarnos la igualdad. Porque si Fraudez quisiera atenerse a la
ley (Constitución), ni se celebraría la reunión ni habría nada sobre lo que
hablar que no fuese el estricto cumplimiento de las leyes. Claro que si solo
imperara el espíritu de la legalidad, entonces los que no acudirían serían los
catanazis, ya que, como aseguró Junqueras en varias ocasiones: “Lo volveremos a
intentar”.
En resumen: Con
la reunión de mañana en la Moncloa, uno tiene la impresión de que nos las
habemos con dos pandillas de filibusteros políticos a los que
las leyes les importan una mierda y las cambiarán tan pronto puedan o, en su
defecto, las ignorarán o las retorcerán. ¡Todo sea por mantenerse en el poder!
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