El próximo
martes, Su Majestad el Rey presidirá el Consejo de Ministros en la Zarzuela.
Quédese con este dato: ¡En la Zarzuela! Comprendo la actitud de Felipe VI,
quiere conocer y darse a conocer en una situación de conjunto y mayor
proximidad al actual gobierno de España, con perdón por lo de España, un
vocablo que a muchos nos llega al alma pero que a ellos, los ultras
social-comunistas les produce urticaria.
Estoy convencido
de que en ese Consejo todo será un paripé, ni se hablará del golpe de Estado
catanazi, ni de las opciones de indulto para “Junqueras y Asociados”, ni se
tomará medida alguna que a los ministros les obligue a quitarse la máscara ante
el Rey. Correrá el café a chorro vivo, lo que de por sí será el motivo principal
de debate, ¡arábigo o colombiano?, ¿uno o dos terrones? Se mirará el reloj de
continuo, con disimulo y ocultando el gesto a la vista del Monarca.
El Coletas, que
es perro viejo desde que nació, sacará el tema de su última ocurrencia: “Ingreso
mínimo vital para todos los hogares”. Y claro, desde el punto de vista de unos
cuantos altos cargos gubernativos, henchidos de canonjías y sueldos de
ministros (je, je), que deliberan cómo resolverle la vida a los demás desde la
magnificencia de un palacio, quién será el guapo capaz de alegar nada en contra,
como por ejemplo esto: ¿De dónde sacamos el dinero si hay que pagarle 600 euros
a la mitad del país? Y así, practicando la versión comunistoide del cuento de
la lechera, llegará la hora de cerrar la sesión y marcharse. ¿Se habrá aprobado
algo importante que no nos afecte al bolsillo? ¡Lo dudo!
Otra opción para
perder el tiempo en la Zarzuela es que alguien, de vez en cuando, se dedique a contar chistes. “¿Saben aquel que “diu” que el médico le prohíbe el
tabaco a un señor o le exige que, como poco, baje el consumo a la mitad? Al cabo de unos
días vuelve el paciente y lo primero que le pregunta el médico es sobre el
tabaco. Respuesta: Estoy fumando la mitad exacta. Y cómo lo sabe con esa
precisión. Fácil, le hago una agujerito mínimo con un alfiler al cigarrillo y cuando la brasa
llega a ese punto tiro la mitad restante”.
Lo que no dijo
el paciente tramposo es que al llegar la brasa a la altura del agujerito se
limitaba a taparlo con el dedo y a seguir chupando hasta el filtro. Moraleja:
El método descrito es el mismo que utiliza Fraudez para todo, promete una cosa
y luego la incumple o hace lo contrario.
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