Para refrendar
la declaración de emergencia climática en España, Fraudez ha decidido subirse
al Falcon y soltar un buen reguero contaminante hasta la “favela” de Davos, comuna
suiza donde se reúnen anualmente los ‘descamisados’ de medio mundo. Se trataba
de lucir tipo en Suiza y hablar allí, siempre desde ese punto de vista social
comunista que representa la modernidad, con cuanto ‘pringao’ quería escuchar lo bien que va ‘este país’
desde que el gran Fraudez lo dirige.
Pero la realidad
es de lo más tozuda. Los organizadores del foro, al advertir el escaso interés
en escuchar a nuestro mandatario (de mandar, ya que gobernar es otra cosa), retiraron
un tercio de las sillas y, aun así, la sala no llegó a llenarse ni a la mitad,
como se aprecia en la imagen. Justo lo contrario de lo que ocurrió el día
anterior, en la misma sala, cuando el compareciente fue Donald Trump, del que sí
interesaba saber su opinión y por lo tanto abarrotó el recinto. Y eso que Trump
es un tipo que le cae gordo a casi todo el mundo.
En Davos, Fraudez
se reunió más tarde con algunos empresarios y les dijo exactamente lo que
querían oír, comenzando por un: “Les aseguro que Podemos será inofensivo”,
y añadió que “no alterará nuestro compromiso de reducir el déficit y la deuda”,
unas promesas que fueron proferidas en el característico tono de voz que Fraudez
utiliza para la venta de mantas con peine de regalo. Y el caso es que en inglés
aún suena peor, ‘of course’.
Eso sí, lo que
no consiguió Fraudez es que el presidente norteamericano le recibiera,
convencido estoy de que el socialista ordenó a su gente que lo intentara como si no hubiera
un mañana. Tal vez porque Trump, que si dispone de una agenda bien repleta, no se
molestó ni en saludarle y prefirió dedicar su tiempo a reunirse con Patricia
Botín, presidenta del Santander, uno de los tres bancos más sólidos del mundo a
pesar de que en España, como todos los demás bancos, están enfilados por las
amenazas de esos comunistas tan faltos de escrúpulos morales como repletos de
ineptitud económica.
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