Visto el nuevo aquelarre independentista de ayer en Barcelona, lo de menos
es que los convocantes dijesen que habían acudido dos millones de personas
cuando en realidad fueron unas 600 mil o incluso menos. Es una cuestión de
espacio físico, ya que de ser cierto lo del millón y medio ofrecido por la
Guardia Urbana se habría dado una aglomeración de 13 manifestantes por metro
cuadrado. Y en el caso del número mágico de los dos millones, entonces se
hubieran juntado a razón de 17 personas en cada metro cuadrado y a lo largo de
toda la marcha. Cifras poco menos que imposibles si además hay que descontar
todo el mobiliario urbano y a los curiosos que se agolpaban en ambas aceras, de
ahí que lo normal en estos casos sea calcular a razón de unas cuatro personas
por m2. Pero eso es igual, la cantidad de manifestantes estaba prefijada de
antemano (yo mismo la anuncié un día antes) y cualquiera que fuese la asistencia les hubiera servido a los independentistas
para proseguir el chantaje contra España y la demostración del odio que sienten
hacia ella. Una demostración, en numerosos casos, destinada a hacer méritos en
su condición de paniaguados.
En palabras de
Artur Mas: "O pacto fiscal o libertad". A buen entendedor: Si me das
más dinero y me igualas a las regiones privilegiadas de Navarra y el País
Vasco, renunciamos a la libertad. ¿Dónde se ha visto un pueblo que desee
fervientemente la libertad pero que a propuesta de sus gobernantes renuncie a
ella a cambio de dinero? La respuesta es sencilla: Se trata de un pueblo embrutecido
desde hace 35 años por el nacionalismo y hará lo que digan sus políticos, como
hicieron cuando se aprobó por los pelos un nuevo 'Estatut' que muy pocos
reclamaban. Bastará una simple campaña en la TV3 y otros medios comprados por
la subvención oficial para que los ciudadanos catalanes se adentren en el
conformismo del Pacto Fiscal, al menos temporalmente. Y eso será así hasta que
a esos mismos gobernantes, faltos de toda moral y de cualquier valor
democrático, les convenga de nuevo tocar a rebato y volver a movilizar a las
masas. Vamos, que lo de Cataluña es una cuestión identitaria de quita y pon en
función de los más espurios intereses políticos. Artur Mas lo ha dejado claro
hoy mismo al decir algo muy parecido a esto: De momento no interesa declarar la
independencia porque aún no poseemos una estructura de Estado, de ahí el
Concierto Económico que le pedimos a España. Pero avanzamos hacia el
soberanismo.
Por otra
parte, los actuales dirigentes catalanes no ignoran que la independencia les llevaría al empobrecimiento, lo que ciertamente les importa muy poco, ya
que si se separaran y lograran mantener tal grado de sumisión entre el pueblo, es
decir, los muy adictos o los muy apáticos, el régimen se perpetuaría y ellos,
igual que esos cientos de miles de enchufados que viven del correspondiente
cargo político y se dedican a mangonear a la sociedad, habrían alcanzado la
Ítaca legendaria o País de Jauja y podrían disfrutar así, casi a perpetuidad,
de un esplendoroso futuro. ¡Pura bazofia ideológica destinada a un pueblo que
cada vez posee menos personalidad y se haya más aborregado que nunca! Me
refiero tanto a los adictos al independentismo como a esos otros que pasan de
todo y ni se molestan en acudir a las elecciones. Eso sí, hay un tercer grupo de
gente sensata cuya cuantía por el momento se desconoce. Ya veremos qué pasa en las urnas y siempre en el supuesto de que la Autonomía no se suspenda.
Rajoy tenía que meterle mano ya, pero no lo hará, no se atreve. Sin embargo si se atrevió con Asturias, todo para echar a Cascos, y mira para lo que le sirvió, para ponernos en manos de los socialistas otra vez.
ResponderEliminarEs bien cierto lo que dices, toco el tema en las siguientes entregas. Un saludo.
Eliminar¿Done estan esos millones de catalanes que se sienten españoles? ¿Por qué no hacen algo? al menos dejarse ver, decir algo. Si ellos no defienden la españolidad de Cataluña, ¿que podemos hacer desde fuera de Cataluña? Yo, personalmente, tengo familia catalana de muchas generaciones y que se sienten tan españoles como yo, pero NO HARAN NADA.
ResponderEliminarEsa pregunta me la vengo haciendo desde hace mucho tiempo. Yo estoy en el mismo caso que tú, con familia y numerosos amigos en Cataluña, donde he vivido cuarenta años. A finales de enero de este año estuve unos días en Barcelona, precisamente con motivo de la presentación de mi primera novela en El Corte Inglés, y no observé nada raro.
EliminarEs más, mi mujer es catalana de nacimiento y ella también tiene bastante familia en esa tierra. Es un misterio lo que hace esa gente a la hora de la verdad, si bien deduzco que en general pasa de votar en las elecciones. Veremos lo que pasará en las siguientes autonómicas, cuando CiU se quite la careta del todo y añada la independencia a su programa electoral. Si es que se atreven estos farsantes.