Posibles razones del separatismo en Cataluña (3/5)

La imagen habla por sí sola, fue captada el 11 de septiembre. ¿Qué clase de neutralidad y respeto a las leyes en vigor cabe esperar de una Policía autonómica que se alinea a las claras con el separatismo? 

Después de haber vivido durante unos cuarenta años en Cataluña y de haberla admirado con no poco entusiasmo, lo que me llevó a recorrerla palmo a palmo (tuve una etapa en que mi afición principal consistió en visitar hasta la comarca más aislada), por más vueltas que le doy no consigo ver razones diferenciales suficientes, fuera de un determinado folclore que si acaso complementaría a otros que se dan en cualquier punto de la geografía española. Tampoco advierto razones económicas que justifiquen la deriva hacia la nada que en los últimos tiempos llevan los nacional-separatistas. De hecho, la deuda originada por el derroche nacionalista catalán, cuyo abultado déficit se ha destinado a cuestiones identitarias, supone el 60% de lo que debe el conjunto de las Comunidades Autónomas españolas. Un dato que considero de lo más revelador. Y si hablamos de lo que les llega del Estado, que quede claro que Cataluña recibe cuatro veces más que Madrid, siendo ésta una comunidad con una población muy semejante a la anterior y a la que encima, por decisión del incompetente Rajoy, se le va a disminuir el presupuesto de 2013 en otros 1.000 millones de euros. ¡Que se dice pronto! 

Juraría, pues, que es imposible que se le esté robando durante tantos años a Cataluña, como aseguran a todas horas los separatistas, y al mismo tiempo esa comunidad se haya mantenido entre las más ricas de España, llegando a ser la primera de ellas cuando el despilfarro nacionalista aún no había sumergido a Cataluña en el declive de esta última etapa. Algo así, ser víctimas del expolio durante tan largos años, sin que al mismo tiempo Cataluña dejase de acumular un patrimonio inmenso, supondría que ese territorio fuese una tierra de superhombres. Y los superhombres, espero que nadie en sus cabales lo dude, simplemente no existen salvo en las mentes de los más radicales nacional-separatistas. Para entendernos: La respuesta no es en absoluto "España nos roba", sino el nacionalismo es esencialmente manirroto porque necesita repartir lo que no tiene, y por lo tanto endeudarse cuanto haga falta, para mantener su régimen de miles y miles de paniaguados, sean personas, sean asociaciones de todo tipo.

O dicho de otro modo: A los ciudadanos de Cataluña si acaso les roba su pestilente y derrochona clase política, nunca el resto de unos españoles que andamos todos con la lengua fuera para llegar a fin de mes. A los ciudadanos de Cataluña, repito, se les está esquilmando desde hace muchos años, pero el botín se destina en primer lugar al disfrute a lo grande de sus políticos (lo del 3% famoso no es más que una propinilla en comparación con el saqueo que se perpetra) y también en gran medida al sostenimiento de cientos de empresas improductivas creadas al efecto, como entidades de inspección, asociaciones y pseudo-ONGs facultadas para el control total de una sociedad mitad aleccionada en el nacionalismo, mitad adormecida y resignada a lo que deba suceder.

Debe recordarse que los nacional-separatistas son muy dados a llamar catalanófobo a cualquiera que denuncie la aberrante situación que se vive en Cataluña. A la par, quien escribe determinadas opiniones como las de esta serie de artículos, para ellos no dejará de ser un español fascista, un casposo o un rancio (de los cuatro insultos, por supuesto que el de "español" es el que consideran más infamante), y lo digo a juzgar por algunas notas que van llegando a este blog, cargadas de comentarios insultantes, que naturalmente pasan de inmediato a la papelera. A todos esos individuos, tan amantes del improperio como poco aficionados al debate de las ideas, me gustaría proponerles que razonaran a partir de esta afirmación esencial: Los verdaderos catalanófobos son los nacional-separatistas.

La razón es evidente en cuanto se analiza el cuantioso daño que esa gente le está infringiendo a Cataluña, de donde se deduce a su vez que solamente se maltrata o desprecia lo que no se quiere, luego el nacional-separatismo es esencialmente catalanófobo debido a la ausencia de afecto que deposita en el conjunto de catalanes. Es decir, los nacional-separatistas solo se quieren a sí mismos y usan Cataluña como coartada para mantener ese buen vivir de que ya se han dotado. Con o sin independencia al final, que ya veremos en qué concluye la deriva de los catalanófobos, Cataluña no levantará cabeza mientras la mayor parte de su población se mantenga como rehén de las fechorías que perpetra su actual régimen político. Luego se hace precisa una verdadera reforma Constitucional que evite la delincuencia continuada (incumplimiento de las leyes) de quienes manden en las instituciones catalanas. Y en el caso de que se formara un nuevo estado independiente en Cataluña, ruego al Altísimo que ilumine a su población para que evite en las urnas la continuidad de estos desalmados de ahora.

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