Con independencia de que Mariano Rajoy nunca ha sido un santo de mi devoción, puesto que a menudo le ha faltado la decisión y el empuje que caracterizan a otros miembros de ese partido, como Esperanza Aguirre, pongamos por caso, hay que reconocer que los populares cuentan entre sus filas con unos cuantos elementos bien preparados —si se les compara con los ineptos ministros y altos cargos que acompañaron a Zapatero— y juraría que Mariano es de los que sabe escuchar y sopesar (acaso más de la cuenta) el consejo de sus asesores en lugar de actuar al buen tuntún, o a capricho, como vino haciendo ZP durante sus dos mandatos, que entre otros grandes desaciertos permitió un estatuto catalán origen de la actual deriva separatista. Luego aquí, a la hora de introducir la papeleta en la urna, ha de valorarse no ya a un político aislado, sino a todo un conjunto de personas en cuyas manos debemos depositar la poca confianza que nos queda a los españoles para que no se vaya todo al diablo. Y ese todo, casualmente, tiene un nombre: España. ¡Nada menos que España!
Por el contrario, ¿qué puede ofrecernos Pedro Sánchez, y con
qué equipo, que no sea volver a caer en el tópico socialista de derrochar a
manos llenas hasta que se acabe el dinero de los demás? ¿Qué esperar de un
individuo tan poco brillante como el actual candidato del PSOE, cuyo programa
político consiste esencialmente en derogar cualquier ley que haya aprobado el
PP? Yo no he sido capaz de ver a casi nadie de cierto mérito detrás de un candidato
que se significa por sus gestos de chulería, sus gritos histéricos, sus
insultos y sus miradas de odio. No, lamentablemente el PSOE sigue siendo un
partido embarrancado en el "todo vale" (no hay más que ver con quién
ha pactado en comunidades y ayuntamientos) y con una tripulación que viene
desplegando el velamen del partidismo según establece quien tiene toda la pinta
de ser un ZP en versión 2,0, pero en bruto. Ya no hablemos de los políticos
que "okupan", algunos desde hace 35 años, una Junta de Andalucía en
la que hay 200 de ellos citados por esa Justicia renqueante que no acaba de
juzgarlos tras un montón de años. ¡Pasmoso si no fuese tan asimilable a lo
delictivo!
Así, pues,
lo mejor que debería suceder el 20-D es una victoria suficiente del PP, que de
paso sirviera para dejar en la cuneta los chantajes nacionalistas y que llevase
aparejado un "catacrac" espectacular del PSOE. Un
"catacrac" destinado a hacer meditar a las bases socialistas sobre el
uso de la política sectaria y ruinosa que cada vez que han gobernado nos han ofrecido
a los españoles. Un catacrac que les mueva al razonamiento de si no les
convendría más, a fin de regenerarse, proceder a una refundación en la que se
incluyera no ya esa honradez de la que presumen, tan ficticia desde siempre,
sino cierto grado de decencia al más puro estilo de las socialdemocracias nórdicas.
¿Es posible
votar otros partidos hoy extraparlamentarios? Lo es, evidentemente, pero de las
dos opciones principales solamente Ciudadanos merece mi atención, creo que son
gente que ilusiona y que propone unos cambios de lo más necesarios, como por
ejemplo la separación real de poderes. No opino lo mismo de Podemos, una
formación totalmente descartada tras meditar lo que esta gente supone: Abuso,
hipocresía y empobrecimiento. No hay más que ver el modo tan estrafalario y
cargado de arbitrariedades y amiguismos que usan en las dos principales ciudades
que gobiernan: Madrid y Barcelona.
¿Debe uno
sopesar el voto en blanco o la abstención? Por supuesto, si bien cada cual tira
la papeleta a la basura como mejor le place. ¿Cabe considerar, asimismo, el
voto a los comunistas (incluido Podemos) o nacionalistas? ¡En absoluto! No son
partidos demócratas que aspiren a algo distinto que al abuso de poder. En
resumidas cuentas: En las circunstancia actuales, votar al Partido Popular es
lo que dicta la razón, ya habrá ocasión más adelante de sopesar otras opciones
adentradas aún en la utopía y que tal vez se consoliden en esta legislatura
que comienza mañana. Tratemos de ocuparnos ahora en ver cómo sacar a las
siguientes generaciones de la enorme deuda en que nos dejaron los socialistas, la
cual no se ha podido asumir en su totalidad al haberse mantenido la crisis
hasta finales de 2013. En cualquier caso, parece preciso que el voto debe ir
destinado a la opción más útil, que hoy por hoy es el PP y si se quiere con el
acompañamiento de Ciudadanos, una opción igualmente válida que incite a Rajoy
(o a quien ocupe la jefatura de los populares) a ponerse las pilas de una
puñetera vez.
No opino que se tire el voto a la basura (las urnas son cubos de basura, pero dejemos eso), el mero hecho de emitir un voto meditado supone que no es nada despreciable y cumplirá su función, mínima, pero algo es. Tirar el voto a la basura es votar a ciertos partidos, que por muchos escaños que consigan, siempre serán basura y no hace falta dar nombres.
ResponderEliminarSi gozo de buena salud, mañana meteré dos sobres en las urnas y lo que lleven, si llevan algo, será algo muy meditado, tan meditado que no sé que haré a estas alturas de la noche. Pero no será a un partido que vaya a obtener muchos escaños. Y no pienso ni por un momento que vaya a tirar mi voto.
Pacococo
Mucho ánimo, Paco, y a votar por lo que te apetezca: a favor o en contra de... ¡Pero a votar! Yo al finar voy a votar a dos partidos, uno al Congreso y otro al Senado.
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