En defensa del juez Garzón, al que hace tiempo que
cualquier ciudadano decente hubiese mandado a su casa, inhabilitado por un
centenar de motivos a cual más grave, los del diario El País y a través de su redactora Natalia Junquera Añón —a saber quién es
esta señora— nos ofrecen hoy
toda una página visiblemente demostrativa de lo que se ha venido definiendo
como periodismo encanallado, actitud que consiste en relacionar una serie de hechos totalmente ajenos
entre sí, falsos o con verdades a media los más de ellos, para llegar al
resultado que se pretende, que en este caso consiste en desacreditar al juez
del Supremo, Adolfo Prego, del que ya veremos si con el tiempo no acaba imputado, como le sucedió a Gómez de Liaño, ese antiguo magistrado
de la Audiencia Nacional que tuvo la osadía de relacionar al padrino de Prisa con esa mafia que siempre ha
supuesto la televisión de pago que le concedió ilegalmente Mister X.
Para El País,
cualquiera que posea un mínimo de patriotismo —¡qué asco!— y no se inserte de
lleno entre los socialcorruptos zapaterinos, ala radical del socialismo al que ese
medio periodístico (es un decir) sigue haciéndole la pelota para que le evite
la quiebra, no dejará de ser un sujeto al que puede atribuírsele la pertenencia
a la extrema derecha. Si bien ha sido con otras palabras, de tal modo ha
definido el panfleto polanquista —hoy
en manos de su viceführer Cebrián— a todo un juez del Supremo. ¿Razón? Que ese
juez es patrono de una fundación de la que se asegura que se halla próxima al
sindicato Manos Limpias, calificado asimismo de extrema derecha y omitiendo
expresamente el dato de que Manos Limpias se ha presentado numerosas veces en
las listas del CSI-CSIF, que es la central sindical independiente de
funcionarios, cuyas candidaturas experimentaron un gran auge a partir de los años 80 y 90 y
como consecuencia de que UGT y CCOO mantenían posturas descaradamente
felipistas entre el personal de la Administración. Para concretar, digamos que la
independencia de un sindicato lleva a los encanallados de El País a catalogarlo de extrema derecha.
Por otra parte, el hecho de que a Manos Limpias se
le relacione con Denaes —me gustaría saber cuál es el vínculo— y se diga que el
juez Prego se integra en su patronato, supone que para los "perrilleros"
de El País dicho juez debe llevar aparejada
la condición de facha, más que nada porque la fundación Denaes está presidida
por un militante del Partido Popular (hoy exmilitante), que como se sabe, al decir de ZP y otros fulanos
de su banda, no deja de ser la derecha extrema. Más de 10 millones de votantes
de derecha extrema es lo que el PP arrastra tras de sí, algo insoportable para
unos periodistas tan sectarios como farsantes.
Porque esta es la clave de la defensa de Garzón, el
juez estrella: la gente que se integra en cuadrillas perniciosas como la que El País representa para nuestra sociedad,
auténticos pandilleros de la pluma y la desfachatez desde hace la friolera de
33 años, necesitan tener de su parte a todos los garzones posibles. Vistos sus
antecedentes y comportamientos, los de El
País probablemente creen que el riesgo que asumen es de lo más alto, de ahí
que no descarten que algún día se les llame a capítulo en un juzgado. Lo que
significa que, a poder ser, el juez moldeable y arbitrario que reciba la
demanda debe ser de su misma mesnada. Y desde luego cuantos más garzones mejor.
¡Pobre Justicia, en manos de quiénes has caído!
Artículo revisado, insertado el 29 de mayo de 2009 en Batiburrillo de Red Liberal
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