Si el asco despertado fuese tiña, la de tiñosos que habría en el bando morado (529)

Tal vez sea poco caritativo asegurar que se siente asco por quien, a su vez, afirma sentir asco por la bandera de España. Lo cierto es que este pájaro más bien merece que se sienta pena por él, una pena que podría trasladarse a los cientos de alumnos a los que ha "impartido" clases (supongo que con el machete entre los dientes) quien no ha venido a ser más que un pobre ignorante que hace poco aseguró en el debate a cuatro, para justificar el referéndum independentista en Cataluña, que Andalucía ya lo había celebrado en 1980 y que sirvió para decidir si esa comunidad seguía en España.

Me da asco escribir sobre Podemos o cualquiera de sus marcas de mercadillo, todas ellas baratas o de medio pelo, cuando no top-manta, pero todas ellas deseosas de imitar a un fulano al que confiesan que admiran y que ni siquiera radica en España ni en esta vida, sino en ese panteón de difuntos en Venezuela donde el populismo enterró el cadáver de Cháves, gran golpista y cleptómano bolivariano y referente de ultratumba de unas bandas encanalladas en España que curiosamente se embelesan ante lo que sucede en un estado con riquezas naturales ilimitadas, sin que les importe que haya sido llevado a la miseria, el desabastecimiento y convertido en el país más violento del mundo. 

Bolivar moriría del soponcio si aún viviera y pudiera advertir el uso espurio que se hace de su nombre, al que apelan para convertir en una "vistosa" revolución lo que no es más que el asalto al poder, la ocupación arbitraria del gobierno y el habitual reparto de la miseria que practica siempre el comunismo, según el cual, salvo los capitostes todos reciben lo mismo: ¡Nada! Bolivar renegaría de inmediato si le contaran que en la ideología populista de Coleta Morada, el mayor dispensador de asco político de la Europa occidental, mola un montón aceptar el padrinazgo ideológico y crematístico de Cháves y de ese ladrillo sin cerebro al que denominan Maduro.

Sí, es verdadero asco lo que siento por alguien que a los españoles solamente nos ofrece, mediante gestos de soberbia y fatuidad repugnantes, la consabida receta comunista cuyos ingredientes básicos no carecen de odio, de ambición desmedida, de instinto depredador disfrazado de abuelita para que no se le advierta demasiado ese lobo rabioso que el fulano lleva dentro. Abuelita, qué coleta más larga y sucia tienes... y qué dientes tan asquerosos, ¿es que no te los lavas nunca? Claro que Coleta Morada eludiría la pregunta y pediría que desviáramos la mirada hacia otra abuelita cuya dentadura no es precisamente inmaculada, Carmena, que para eso la eligió: Como Mascarón de proa que no pinta nada en un ayuntamiento al asalto permanente de unas fuerzas podemitas que rivalizan entre sí en torpeza y ocurrencias.

En resumida cuentas, Coleta Morada es ese fulano que el 20 de diciembre por la noche salió convencido de que había ganado las elecciones al sacar la 'friolera' de 69 diputados sobre 350, y por lo tanto se desgañitó fijando las condiciones para que los demás partidos le respaldasen, ¡que hay que ser pedante y mequetrefe!, o mequetrefe pedante.