jueves, 7 de noviembre de 2019

¡No se puede ser más fantoche!


Fantoche: Acepción 2 del DRAE: Sujeto neciamente presumido. O sea, en lenguaje del pueblo: “tonto los cojones y fantasmón”. Vamos, que vale lo uno y lo otro para describir el comportamiento de Pedro Sánchez, quien en las últimas horas no ha parado de soltar gilipolleces envueltas en despotismo (como esta y esta), peculiaridades definitorias de un carácter vulgar tirando a barriobajero.

¿Y esta cosa rústica-mafiosilla se supone que es el presidente del Gobierno de España? Se me contestará que solo es el presidente en funciones, que lleva así año y medio y que, probablemente, jamás llegará a ser el Presidente electo ni será capaz de lograr que el Congreso le apruebe unos Presupuestos Generales del Estado.

Ahora bien, cómo es posible que a este zangolotino cabizbajo (se mostró así a lo largo del debate en TV) no le haya salido ya uno o dos rivales de envergadura para sustituirlo al mando del PSOE. Es asombroso que ningún socialista medio decente, que alguno habrá, no haya declarado su vergüenza hacia Sánchez al ver su repulsivo comportamiento en el debate hacia los demás candidatos, a los que por más que insistieron dejó de contestarles las preguntas más sustanciales, acerca del número de naciones que hay en España o con quién pensaba formar gobierno tras las elecciones. Silencio sepulcral a todo o, como mucho, gestos de desprecio en todas las direcciones.

Tras leer toda una serie de proyectos ilusorios que guardaba en la chistera, como la recuperación del delito para los que propongan referéndums ilegales, una ley que el socialista ZP anuló de un plumazo nada más llegar al poder, la propuesta estrella de este energúmeno consistió en exigir, así parecía su tono de voz, que para solucionar el desbloqueo debía gobernar la lista más votada. Vamos, la suya, que si es la más votada tal vez sea por los pelos. Se lo exigió así al resto de los partidos, probablemente sin conocer que el PSOE había votado en contra cuando lo propuso el PP un par de años antes y Sánchez inició su campaña del NO es NO.

En resumen, ahora mismo no soy capaz de encontrar a un candidato menos válido que Pedro Sánchez, ni a un partido político que haya gobernado tantos años en España, como es el PSOE, que merezca menos que se le vote. De sus siglas, solo vale la P de Perico el Largo, porque ni es socialista, ni obrero y, ante todo, no es Español.

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