Pues sí, es muy
posible que lo crea de tal modo, porque hay algo que juega a su favor: Carece
por completo de escrúpulos para aceptar cualquier condición que le pidan los
catanazis para apoyar su investidura. A sabiendas de que los malditos golpistas
van a pedirle lo que no puede darles y, por supuesto, en la certeza de que ambas
partes saben de sobras que casi nada llegará a cumplirse. Como mucho alguna
migaja. De ahí que, a lo sumo, Sánchez disponga de un margen como Presidente hasta
que presente los presupuestos del Estado, si bien destinados al fracaso si no
hay una buena entrega a cuenta de las exigencias separatistas.
La única duda
que cabe plantearse respecto a este pacto entre felones es si los sarmentosos
golpistas exigirán a Sánchez que cumpla todas sus promesas antes de la
investidura. En tal sentido, estoy convencido de que el sujeto en funciones
alegará precisamente esa misma situación: “No puedo concederos casi nada de lo
que me pedís, sobre todo una negociación de igual a igual entre Cataluña y
España, hasta que no haya logrado la investidura y pueda disponer de las
prerrogativas de un presidente electo e investido. ¡Confiad en mi palabra!”.
Será una respuesta a la que los catanazis, tras debatir el asunto durante un máximo
de tres minutos, y en cuya reunión surgirá alguien que asegure que tienen
pillado a Sánchez por los presupuestos, a su vez responderán que "de acuerdo,
te concedemos un margen de confianza siempre y cuando los condenados (ellos dirán presos políticos) celebren
el Año Nuevo en casa".
La situación descrita,
además de implicar el consabido fraude de Falconetti hacia sus socios catanazis
(¿dónde irá este tipo que no estafe?), es casi idílica para lo que el sujeto aspira
a lograr: Otros seis meses en funciones hasta las elecciones generales de mayo del
2020. Y así, de seis en seis meses en el poder, tal y como se apuntó en un artículo anterior (27 de junio de 2019), se resuelve a plena satisfacción el problema monclovita. Es más, si a Sánchez le preguntaran su profesión no dudaría en acogerse al silencio de los Eres o en soltar algo parecido a esto: “Mis
convocatorias electorales”. Sí, conforme en que es el Rey quien propone al
candidato, pero en un Congreso tan fragmentado (con unos partidos interesados en
soluciones tan opuestas) no es nada sencillo encontrar a otro político que reúna
los apoyos para formar un gobierno estable. Ya que si fuese así, si el monarca encontrara
un candidato medio decente, ¡menudo mérito tendría el Rey! Y yo que me alegraría
un montón.
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