lunes, 25 de noviembre de 2019

Emoción ante el triunfo de España, desdicha frente a la política


Me emociono como un niño de 10 años cuando una de nuestras selecciones, en este caso de tenis, logra un éxito tan destacado. Si hace poco España logró alzarse con el campeonato del mundo de baloncesto, ¡ahí es ná!, ahora ha sido la Davis el gran objetivo alcanzado. Hay unas cuantas naciones con más de 50 millones de habitantes y mayor índice de riqueza que España y, aun así, no hay modo de que nos aventajen en la élite deportiva. Ignoro la causa, pero algo tiene el agua cuando la bendicen.


Una bendición adicional para España es haber contado con Rafael Nadal, entre los mejores no solo en el tenis, sino como persona. Es a Nadal a quien hay que ensalzar y reconocerle todos sus méritos, que son muchos y continuados desde hace más de una década, incluso posee una cualidad extra: el patriotismo. ¡Bien por ti Rafa!

La gran pena es que en el aspecto político España se ha convertido en un auténtico estercolero. Justifica tal definición el hecho de que entre la clase política abunda la traición y la corruptela, cuando no el latrocinio generalizado de un partido socialista completamente amoral desde su fundación hasta nuestros días, algo que en un país con una democracia consolidada (votantes bien informados) hubiera llevado a este socialismo poco menos que a la desaparición. Aquí no ha ocurrido así porque, desde el Gobierno, Sánchez ha usado el fraude y la propaganda a los cuatro vientos, comenzando por aplazar una sentencia de los Eres que, de haberse conocido antes, tal vez les hubiera costado una treintena de diputados y evitado la debacle de C’s.

No, el PSOE no se conforma en absoluto con respetar las normas del juego que dicta la Constitución aprobada por inmensa mayoría, de ahí que los social-sanchistas no le hagan ascos a pactar con el comunismo chequista de Podemos, cuyo máximo objetivo es empobrecer a la sociedad para enriquecerse ellos, además de negociar lo que haga falta (incluso la fragmentación de España) con cuanto golpista o separatista se les ponga delante. En este caso, el objetivo es doble: Mantenerse en el poder a cualquier precio e iniciar un periodo revolucionario que implante la República.

Espero que según vayan surgiendo las traiciones haya el número suficiente de patriotas españoles que las detengan.  

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