No me extrañaría
nada que en los próximos artículos me dedicara a escribir sobre el monstruo del
lago Ness, que como todo el mundo sabe es una fantasía veraniega gemela a la de
este gobierno quimérico que el sujeto Sánchez quiere endosarnos a los españoles.
Lo evidencia el hecho de que ambos lagartos, en paralelo, pretenden sobrevivir
a sus anchas y en solitario, el uno en un super lago del que aseguran que posee
una salida submarina por Inverness al mar del Norte, donde se da unas
merendolas de aúpa y regresa con la panza llena a lucir tipito en el lago.
El otro se
muestra de lo más ansioso por adueñarse en solitario de “este país”, un territorio
enorme en lo histórico y lo sentimental cuyas malas lenguas aseguran que se
llama España, y del que el sujeto Sánchez, vía CIS Tezanos, afirma que en caso
de elecciones tiene casi garantizada la mayoría absoluta. Eso sí, solo le
faltará el voto del señor Revilla, el de las anchoas, señor de un feudo por
donde se logra la salida al otro mar del Norte, o séase, el Cantábrico.
En ambos casos,
el de Nessie y el de Sánchez, las ambiciones son monstruosas
y las decisiones que van tomando, como la reciente traición de Falconetti en
Navarra, se corresponden a las de dos auténticos lagartos. Lo que ocurre es que
Nessie, lo de lagarto no puede evitarlo, lo lleva en los genes, mientras que el
señor Fraude se exhibe a todas horas como un verdadero lagartón vocacional, “cualidad”
que define a la persona taimada dispuesta a todo para satisfacer sus diabólicos
instintos.
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