miércoles, 27 de febrero de 2019

Sanchismo, derroche y superchería en campaña electoral


El socialismo de hoy, ala radical del artificio descarado y antidemocrático (solamente superado por sus socios catanazis), al no respetar norma alguna necesita mantener engañados a sus votantes para seguir vivo y alcanzar los ciento y pico de diputados, única opción que le queda a Sánchez para renovar el poder mediante la reedición del gobierno Frankenstein, cuya línea ideológica hemos visto que ha sido algo así como un “todos contra España”.


Ahora se anuncia que Sánchez quiere aprobar por decreto una serie de medidas que supondrán el desembolso de miles y miles de millones de euros. Además pretende hacerlo, ¡pásmense!, semana tras semana, hasta el último momento y en plena campaña electoral, a la que desvergonzadamente dio comienzo el día que informó en rueda de prensa-mitin de la fecha de las elecciones. Eso sí, para asuntos de lo más corriente, usará la Diputación Permanente del Congreso, dispuesta al efecto para asuntos de extrema urgencia. Claro que, pensándolo bien, ¿qué puede haber más urgente para Sánchez que mantener su poltrona?

Por si fuese poco, ese enorme gasto que se anuncia no son medidas temporales, sino que originarán un desembolso continuado al Gobierno que le suceda, y a los siguientes. Así, entre otros muchos, vemos una macro oferta pública de empleo que se ultima con los sindicatos afines, la cual pretende ampliar la dotación de personal público en unas 30.000 plazas. También ese proyecto denominado “Plan climático”, que se quiere mantener en vigor hasta 2030 y que supondrá otra inversión pública de 47.000 millones. Y así, un disparate tras otro hasta superar en varias docenas el cúmulo de barbaridades. Por supuesto, el sanchismo piensa publicitar cada nueva medida con la trompetería a todo volumen, ya que van destinadas a cuantos ilusos-desinformados votantes de izquierda creyeron en su momento que “el dinero público no es de nadie”.

En tal sentido, el político que mejor ha definido la actitud derrochadora y marrullera de Sánchez ha sido el popular Pablo Casado, que lo define como el que invita a una ronda en el bar y luego se va por la puerta de atrás sin pagar. En resumidas cuentas, está claro que Sánchez nunca le ha hecho ascos, ni le hará, a sustituir la eficacia y la conducta razonable por el derroche y la superchería, tal y como apunta el título.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios moderados.