miércoles, 20 de febrero de 2019

Si hay que votar, se vota. Pero… ¿a quién? (3 de 3)



Descartados ambos partidos, Ciudadanos y VOX (ya veremos por cuánto tiempo), y desde luego la izquierda sarmentosa en bloque (p’a siempre), está claro que solo me queda el Partido Popular de Pablo Casado (no confundir en absoluto con el PP del entumecido Rajoy). Veamos, los populares son una formación que posee varias pegas que no la hacen perfecta (la perfección en política no existe), pero sí cuentan con no pocas cualidades que en buena medida neutralizan lo anterior y animan a votarles: Aparte de un líder de primerísima fila, joven y brillante, el PP dispone de la más amplia red de cuadros en todas las comunidades. Y así es como mejor puede garantizarse una administración eficaz, que a la postre es lo que más interesa en política.


En el apartado de las promesas, Casado anuncia dos de ellas que me suenan a música celestial, como son la aplicación inmediata de un 155 indefinido en Cataluña, puesto que ya vimos lo qué ocurrió con el que Rajoy consensuó con el PSOE y Ciudadanos. De añadidura, Casado anuncia una rebaja fiscal a todos los niveles que nos permitirá a los españoles sacar la cabeza del agua. Vamos, que si se cumple lo del "Fisco" (ya veremos), en la próxima Navidad todos comeremos turrón del bueno. Por lo que no me extrañaría nada que el programa fiscal de los populares pasara a denominarse “Operación 1880”. 

Describo finalmente, como conclusión de esta miniserie, lo que en mi opinión es el mayor de los problemas que deberá afrontar el PP: La falta de enseñanza en español en aquellas comunidades regidas por los que “se creen distintos”: País Vasco, Navarra, Cataluña, Baleares y Comunidad Valenciana. Lamentablemente, hay que añadir otra región gobernada desde hace tiempo por el PP, Galicia. Si para el resto de las regiones, Casado no tiene más remedio que esperar el resultado de las generales y ver si le salen los números para gobernar en España, lo de Galicia sí debería tratar de arreglarlo a no tardar, por lo que es obligado que dé un buen puñetazo sobre la mesa, en su despacho de Madrid, para que Feijoo lo oiga desde Santiago. A menos que Casado, ante un problema tan rancio como es el idioma de la enseñanza en Galicia (que viene de los tiempos de Fraga), quiera enfocar con cierta picardía el asunto desde la Moncloa (si llega), para no indisponerse demasiado con quien podría chafarle la guitarra de las elecciones generales en su comunidad, Feijoo. De ahí que a Casado es posible que le interese arreglarlo todo en bloque, a través de una nueva ley para toda España o de la aplicación rigurosa de la ley actual mediante la Alta Inspección del Estado, que alguna vez deberá servir para algo.

Al respecto del tema lingüístico, cabe añadir que Albert Rivera se anticipó ayer y aseguró que cuando gobierne Ciudadanos impondrá la enseñanza vehicular en español en todas las comunidades. ¿Promesa electoral aprovechando que el PP siempre prometió lo mismo aunque sin llegar a cumplir incluso con mayoría absoluta? Es posible, pero no me desagrada en absoluto que el idioma español entre en campaña, ya que es clave para neutralizar a tanto separatista. Y aún mejor, si luego se forma una coalición PP-C's-VOX que obliga a que la ley se cumpla o se reforme a favor de nuestro idioma común.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios moderados.