Para elegir mi voto, de entrada descarto a Ciudadanos,
que es un partido con 12 años de vida, lo que sin duda da tiempo para meditar
largo y tendido. No ha sido el caso, la imagen que ofrece ahora Ciudadanos es
la de no ser conscientes ni ellos mismos de lo que son (nacieron con unas ideas
mucho más claras y les apoyé a tope en tiempos de ZP y Rajoy) e incluso, lo que es aún peor, ignoran lo que quieren ser de
mayores, salvo que el poder tienta mucho (que se lo pregunten al “adoptado”
Manuel Valls, un sujeto al que creo capaz de pactar con el PSC, el peor
socialismo posible) y en consecuencia entienden que ese poder pueda lograrse tanto a babor como a estribor, o sea, a ambos lados de esa centralidad
presuntuosa que practican. Sí, ya sé que ayer dijeron que no
pactarán con Sánchez ni con el PSOE, pero solo para las generales. ¡Anda que no
hay ocasiones de pactar con ellos en todo lo demás! ¡Lagarto, lagarto!
Por otra parte, al no haber
querido formar una coalición de gobierno con ningún partido de los que han
venido apoyando en sus tres legislaturas de existencia (salvo ahora en
Andalucía), Ciudadanos posee una virginidad absoluta en el manejo de la
administración. Esa ha sido la causa, precisamente, de que Juan Marín haya
colocado una decena de altos cargos socialistas en sus consejerías andaluzas, lo
que demuestra que no ha encontrado el “personal” con la preparación necesaria
entre los suyos (¿tampoco entre los del PP, su socio de gobierno? Así, pues, está claro que Ciudadanos carece de cuadros
políticos profesionalizados como consecuencia de haber querido mantenerse anclado
en esa pureza inmaculada (repitámoslo) en la que, si nada se hace, es
improbable que se corrompan y luego se les acuse de prevaricadores. O sea, han
jugado a no hacer nada, como Rajoy.
También descarto mi voto para VOX, de
momento. De acuerdo en que es un partido que llena recintos y entusiasma en sus
mítines, donde suelta verdades como puños, pero no le veo capaz de cumplir sus
promesas más campanudas, como podría ser la eliminación de las comunidades autónomas
y una nueva centralización administrativa de España. Para eso hacen falta dos
tercios de los diputados y luego un referéndum. Sí, sé que es algo que afirman
en su programa de máximos, pero digo yo que habrá que ir comiendo hasta que
llegue el festín. Y ese comer a diario solamente se materializa con unas ideas más
a ras de suelo. O incluso a ras de juzgado, faceta de VOX que en verdad me atrae
bastante y es un método no digo de acabar, porque es casi imposible, pero sí al
menos de mantener a raya a los mugrientos golpistas.
Además destacaría como muy
aceptable la posición patriótica de VOX. Ojalá fuese común a todos los partidos
de ámbito nacional. ¡Ah!, y finalmente quiero añadir que en VOX se da la misma
situación que en Ciudadanos: Carece por completo de cuadros con los que
administrar los ministerios, consejerías o departamentos varios que pudieran
corresponderle en una posible coalición de gobierno, de ahí que en VOX deban
hacerse a la idea, como apunté en otro artículo, de actuar con pie firme pero a la velocidad de la mancha de aceite. No sea que les suceda como hace poco en
Canarias, que se les inunde el partido de arribistas sin escrúpulos y den cobijo a más de un
delincuente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.