Como prueba de que a la pareja Sánchez-Lozano se le tomó el número hace tiempo, reproduzco hoy lo que se comentó de ellos en 2015. Créanme, no tiene desperdicio:
Estos días todo el mundo se pregunta qué habrá visto Pedro Sánchez en Irene Lozano como para que la haya fichado y puesto de cuatro (los pares corresponden a las señoras) en la lista de Madrid, desplazando a gente con cierta solera en el PSOE y, de rebote, satisfaciendo uno de sus instintos más acusados: la laminación del militante con posibles, es decir, la obsesión por apartar a cualquiera que en un momento dado pueda hacerle alguna sombra. Lo cual es un detalle de lo más significativo a la hora de valorar a un personaje, Sánchez, que a ese mismo propósito —sin duda buscando la obediencia ciega— practicó la escabechina con la mitad de los militantes de Madrid y de otras federaciones del PSOE. Antonio Miguel Carmona podrían hablarnos largo y tendido del tema, pero de momento se ha limitado a jurarle odio eterno y a dejarse ver alguna vez no lejos de Susana Díaz, esa espada de Damocles que pende sobre la cabeza de Perico y que, a buen seguro, acabará por cercenársela en cuanto se disipe el humo de su derrota en las generales de diciembre.
No parece que nadie sepa la respuesta sobre el fichaje de Irene Lozano, ni siquiera el propio Pedro Sánchez, al que la operación —muy probablemente aconsejada por alguien de su confianza y que encima piensa— le ha pillado en uno de esos ataques de estupidez, tan frecuentes en su caso, donde sus ocurrencias van siempre encaminadas al mismo fin: dejarle las puertas abiertas a cualquier partido o partidillo que pueda aportar algún diputado en un posible pacto de todos contra el PP. Lo que ocurre es que la Lozano, una señora que hace honor a su apellido, no parece que además de sus "dotes" personales de mujer intrigante e inquisitiva vaya a aportar nada al socialismo actual. Y más si tenemos en cuenta el historial que ofreció en UPyD, desde donde atacó a degüello, en no pocas ocasiones, a un PSOE que consideraba corrupto "a mesa puesta". Razón no le faltaba a la Lozano, claro, pero de ahí a afirmar que a ella se la ha fichado para regenerar el socialismo y añadirle "un millón de años de honradez", pues va todo un mundo y de por medio unas cuantas carcajadas.
Hay una teoría poco difundida en Internet. Bueno, lo cierto es que no la he visto en ningún lado porque de hecho acabo de concebirla y encima casi todo me encaja en ella. Incluso justifica la razón para el propio encaje de la Lozano en la bancada socialista del Congreso, tanto si el PSOE gana las elecciones (en lo que no parecen creer ni ellos mismos), como si forman Gobierno mediante un nuevo Frente Popular (única opción posible) en el que Ciudadanos, en un ataque de locura, decidiera quedarse al margen de todo. ¿Cómo definiría yo la cuestión Lozano para que todo el mundo la entendiera y nadie resultara ofendido? Salvo los que se lo merecen, claro. Pero la Lozano ya nos ha dicho que a ella le importa tres leches lo que se diga estos días en su contra, de modo que ahí va el título de mi teoría: Pedro Sánchez ha querido comprarse un perro. Lo aclaro un poco más aunque a buen entendedor...
Si Felipe González tuvo a su Alfonso Guerra y a su Juan Alberto Belloch, si Zapatero contó con Pepiño y Rubalcaba, todos ellos en los papeles estelares de agresivos diputados y ministros 'cachoperros', dedicados en cuerpo y alma (lo de alma es frase hecha) a machacar a la oposición pepera. Vistas igualmente las dotes de la Lozano para pulverizar a Sosa Wagner y convertir a un buen hombre en alguien apaleado durante varias horas que a los pocos días dimitió de sus cargos en UPyD. Considerando asimismo que Perico reserva el carácter "aguerrido" de la Lozano para neutralizar a más de uno de esos cadáveres políticos que ha ido dejando a su paso pero que no ha enterrado a plena satisfacción, pongamos Carmona. Y teniendo en cuenta, por último, que la Lozano podría llegar a lograr la dedicación exclusiva, con sueldo guay de parlamentaria, en una labor demoledora de desprestigiar a Susana Díaz antes de que ésta le dé dos guantazos a Perico y lo mande a la mismísima..., pues entonces me parece que está clara la razón de porqué Sánchez se ha comprado un perro por el módico precio de 5.000 euros brutos mensuales durante cuatro años, que más o menos es lo que cobran los diputados que cuentan con alguna comisión-chollo. ¿No?
Artículo apenas revisado, puesto que en lo esencial no ha cambiado nada.
Publicado el 21 de octubre de 2015
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