Raro es el artículo del
periodista Eulogio López con el que no haya estado de acuerdo en lo sustancial,
es decir, firmaría en un alto porcentaje lo que él escribe, tanto en el fondo
como en la forma. La verdad, debo aclararlo, es que tampoco son demasiados los
artículos de don Eulogio que he leído, porque al diario Hispanidad,
subtitulándose el decano de la prensa digital española, si bien lo conocía
desde el mismo año de su fundación, en 1996, hubo un tiempo en que lo perdí de
vista y ya no figuraba en la barra de marcadores de mi navegador. Pero he
recuperado Hispanidad hace unos pocos meses y desde entonces me satisface repasarlo casi
a diario.
En ciertos casos, para apreciar la
calidad basta un pequeño muestreo. Por ejemplo, el señor López titula así el artículo
de hoy: “Tenemos la clase política más sectaria de toda la historia democrática”. Y entresaca un par de frases con el
mismo nivel de rotundidad: “Nuestro políticos son incapaces de aceptar una
mínima rectitud de intención en el contrario”. “Y entienden el poder como la
capacidad de infligir daño al adversario”. Salvo en un ligero matiz, que
aclararé más adelante, ¿dónde hay que firmar?
En el cuerpo del artículo, no
demasiado extenso, el autor puntualiza que hay grados de sectarismo, y en su opinión
el mayor de ellos (si le he entendido bien) corre a cargo de esa izquierda que
aún no ha asimilado que perdió la Guerra Civil de 1936-1939. ¿Se puede estar de
acuerdo con lo que escribe en su artículo el editor de Hispanidad? Se puede y... no se puede: Se puede porque es cierto lo que dice, al menos a mi juicio, ya
que hoy el ambiente político huele que apesta a una confrontación en las
generales entre un Neo-Frente Popular + separatistas contra una Neo-CEDA + el
Partido Radical de Lerroux: Y que cada cual decida como asigna a cada partido en
cada bando. Por supuesto, en esa batalla de urnas y mítines que se avecina hay no poco
sectarismo y odio hacia el contrario.
Lo que no se puede secundar (peccata
minuta) es la afirmación de que todos han pecado de sectarismo agudo.
Ni todos, ni ahora ni durante la II República. Veamos, si la agudeza sectaria,
como la pulmonía, es un síntoma de lo más serio aunque pasajero, el sectarismo
de la izquierda no puede ser agudo al haberse prolongado indefinidamente a lo
largo de sus 140 años de historia, luego es crónico y posiblemente inagotable. Eso sí, como
agravamiento a su sectarismo de siempre, en la actualidad el socialismo ha
sufrido una recaída aguda: Posee un líder tan estropajoso como en su tiempo lo
fue Largo-Caballero, un personaje radicalizado, torpe y tan dispuesto a todo
con tal de lograr el poder, que no dudó en apelar en varias ocasiones a la
guerra civil. Sí, lo han adivinado, el de ahora se llama Sánchez y tampoco duda
en quebrantar la patria bailándole el agua a los golpistas.
Vaya finalmente mi felicitación a
don Eulogio López. Ninguno de sus artículos me ha dejado indiferente y en todos
ellos me ha dado por meditar, que es primordialmente de lo que se trata.
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