lunes, 22 de octubre de 2012

En Cataluña debe celebrarse un referéndum (Revisado)


Habría que preguntarse si la chalupa nacionalista llegará a puerto alguna vez o se mantendrá en permanente navegación por el Mar del Delirio. En cualquier caso, bien larga se me antoja una travesía plagada de autoengaño donde al timonel es imposible catalogarle de demócrata puesto que a lo más que llega es a monaguillo de la corrupta familia Pujol.
Soy partidario de que en Cataluña se celebre un referéndum en cuanto sea posible, nada más democrático que conocer lo que opina la población de un territorio y luego obrar en consecuencia. Ahora bien, para que la consulta tenga un mínimo de garantía respecto al discernimiento que deben poseer los ciudadanos que se pronuncien, ese referéndum no es aconsejable celebrarlo en la actualidad debido al profundo (y duradero) lavado de cerebro que ha experimentado la población catalana. No sería justo que se pronunciara un electorado al que llevan décadas inculcándole el odio hacia (el resto de) España, como tampoco hubiese sido apropiado celebrar ese mismo referéndum a principios de los años 80, cuando muchos catalanes aún conservaban la educación franquista y un apego a todo lo español que aún no había sido neutralizado por completo. Existe un término medio cuya definición vendría a ser esta: Nada de dictaduras previas de uno y otro sentido, cualquier referéndum debe llevar aparejado el más amplio periodo de libertad.

No es que fuese especialmente adoctrinante la dictablanda de las dos décadas que precedieron a la Transición, todo lo contrario, fue una época en la que salvo la falta de segundas o terceras opciones políticas (que ya vemos a qué nos han llevado), uno podía hacer realmente lo que le viniese en gana sobre cualquier otra actividad. Lo sé de primera mano porque viví, me eduqué y trabajé en Barcelona desde 1960 hasta no hace mucho, y lo más adoctrinante que recuerdo de mi etapa de estudiante fue la clase de Formación del Espíritu Nacional que en el Instituto nos impartía un coronel retirado a los cincuenta y pocos. Se trataba de un hombre perfectamente consciente de que su asignatura era una de las tres "Marías", junto con la religión y la gimnasia, y sabía de sobras que los alumnos no nos la tomaríamos en serio. De ahí que el coronel, en consecuencia, optara por no complicarse la vida puesto que simplemente aspiraba a ganarse el sobresueldo que complementara su pensión de militar. Otro mito engañoso de la etapa franquista: los altos sueldos de los militares.
Y es que por extraño que nos parezca ahora, más que nada porque hay seis millones de parados, trabajar incluso en dos puestos de la Administración era perfectamente legal en el antiguo Régimen. La razón es que apenas se conocía el paro en las décadas citadas, sobre todo en Barcelona, y uno podía dejar la empresa sencillamente porque el jefe te caía gordo, eso sí, a sabiendas de que antes de una semana estabas trabajando en otro puesto quizá mejor. Yo mismo tuve durante más de un año dos trabajos digamos oficiales, de un  lado mi plaza de funcionario del Estado en el Aeropuerto de Barcelona, donde cumplía mi horario en régimen de turnos, y como complemento acudía a trabajar en mis días libres en la Universidad Autónoma de Barcelona, recién inaugurada su sede de Bellaterra. En ambos puestos me hallaba dado de alta y asegurado. ¡Resulta increíble visto con los ojos de hoy!
Pues sí, soy partidario de la consulta popular directa. Dos países admirables, de gran tradición democrática y no poco espíritu patrio, como son los USA y Suiza, someten con frecuencia las cuestiones más diversas para que sea el pueblo quien las decida en las urnas. Lo que ocurre es que en ambas naciones no se ha usado nunca el adoctrinamiento por parte de ninguno de sus gobiernos regionales, nadie ha querido formar (o enfermar) la conciencia de los ciudadanos, ya que de haberse producido algo semejante a lo que ocurre en Cataluña desde hace más de 30 años, pongamos en Pennsylvania o en cualquiera de los 26 cantones helvéticos, a estas horas estaríamos hablando de una posible secesión en el territorio americano o en el suizo. Así de sencillo.
Cómo se conjuga lo anterior con el hecho de que uno sea partidario de un referéndum en Cataluña. Fácil, los catalanes deben decidir qué clase de situación política quieren en relación al resto de España, es decir, si desean permanecer unidos como hace más de 500 años o prefieren la independencia con todas sus consecuencias. Nada de medias tintas o estados asociados solo para lo bueno. Lo que sucede es que en absoluto se les debe consentir que vayan a las urnas como auténticos zombis, inconsciencia bastante descriptiva de cómo se encuentran ahora muchos de ellos. Luego referéndum sí, si bien a partir de que se hallan desintoxicado de la ponzoña nacionalista y del odio que esa ideología inculca. Y para lograr algo así es preciso que en cuanto el gobierno nacionalista de Cataluña se posicione de lleno en la ilegalidad, lo que puede llegar a suceder a no tardar si se cumplen las amenazas anunciadas por ciertos dirigentes de CiU, no habrá otra opción que suspender la Autonomía mediante el artículo 155 de nuestra Constitución, votada a favor en todo el territorio catalán, no lo olvidemos. En pocas palabras, el Estado deberá asumir todas las competencias y desmontar la tupida red de sociedades o entidades creadas y subvencionadas por el nacionalismo y dedicadas a la creación intensiva de nacional-independentistas. 
Deben desaparecer TV3 y Omnium, para empezar. Un presupuesto elaborado por el Gobierno de España destinado a Cataluña no tiene porqué contemplar ninguna partida para semejantes fortines identitarios. Debe cesar todo tipo de subvención destinada a resaltar hechos diferenciales postizos o a fomentar el enfrentamiento. Deben darse las condiciones de máxima libertad real a la hora de escoger en qué idioma, de los dos oficiales, quieren los padres educar a sus hijos, siendo el no escogido prioritario para complementar al otro con las horas de clase necesarias. Deben supervisarse los libros de texto a fin de que sus contenidos obedezcan únicamente a la objetividad intelectual contrastada, la ciencia en su grado más puro y sobre todo al rigor histórico y geográfico. Deben restablecerse de inmediato cuantos símbolos nacionales de España hayan sido expulsados mediante el desacato de la Cataluña nacionalista, como por ejemplo la restitución de la bandera nacional en los muchos ayuntamientos que no cumplen la ley. Debe restablecerse, asimismo, el bilingüismo en todas las instituciones catalanas, sin que a nadie pueda sancionársele o ser menospreciado según use uno u otro idioma. El idioma catalán roza lo sagrado, nada más cierto, pero no es más sagrado que el español, idioma mayoritario entre la población catalana a pesar de haber sido arrinconado en cualquier medio oficial. Y así debe llegar a comprenderse y aceptarse. 
¿Qué tiempo es preciso para normalizar una situación política tan deteriorada tras más de 30 años de Régimen nacionalista? Probablemente un mínimo de 10 años, etapa en la que debe quedar suspendida la Autonomía de Cataluña y a partir de la cual, según se valoren los resultados, podría efectuarse un referéndum controlado por el Estado. Así, pues, me reafirmo en lo expresado inicialmente: Referéndum sí, pero siempre que sea limpio y se den las condiciones idóneas para ello, de lo contrario sería como aceptar que el delirio se apropie de los colegios electorales. 

2 comentarios:

  1. Anónimo13:10

    No estoy de acuerdo con el planteamiento. Un referendum es un precedente, a la larga lo ganarían los separatistas, es más, lo ganarían a la corta, pues suspender la autonomía supone convertirlos en víctimas y dado que el gobierno o los gobiernos son unos inutiles, se acrecentaría el sentimiento antiespañol y el boca a boca exageraría los buenos tiempos en que gobernaban ellos en Cataluña. Y plantear el referendum ahora sería servir la independencia en bandeja.

    La solución es otra. No sé cual, pero es otra.

    No sé cual es la situación en Suiza, pero recuerda que es una Confederación en la que cada cantón es soberano y por otra parte ellos tienen muy claro que si alguno se separa está perdido. También recordar que Suiza funciona gracias al nivel de vida tan alto que tienen. Con un paro del 20 % ya veríamos lo que ocurre. Claro que los políticos suizos no lo van a permitir.

    En USA hay un adoctrinamiento feroz desde la más tierna infancia. Sabes que cada día al comenzr las clases se hace el juramento a la bandera. Eso, a lo largo de toda la infancia y juventud de una persona, crea un sentimiento que luego es imposible romper. También se adoctrina en la escuela sobre la unidad. Y saben que el gobierno no va a tolerar aventuras secesionistas, ya hay un precedente y todos lo saben.

    Pacococo

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    1. No hace falta suspender la autonomía para convertir a los nacionalistas catalanes en víctimas, no seamos ingenuos, ahora ya se consideran así y cuentan con todos los medios para hacerlo creer a la población. Quítale esos medios durante al menos 10 años, usa un sistema educativo decente y el delirio si no extinguido habrá quedado muy atenuado. A eso puede añadirse una reforma constitucional que prohíba los partidos políticos que en sus estatutos no incluyan el respeto a la unidad territorial de España.

      Sé que Suiza es una confederación, por lo tanto con más motivos para considerar que no se adoctrina en ninguno de sus cantones. Suiza no siempre fue tan rica e independiente como lo es hoy, incluso fue invadida en dos ocasiones por los franceses, una de ellas en la época de Napoleón. La clave para que nadie quiera independizarse no es la economía (aunque cuente bastante), donde el nivel de paro es poco menos que imposible que llegue al 20% debido a que sus políticos no son una casta parasitaria como aquí, ya que se trata de un país con mayor tradición democrática y ya han corregido los defectos. No, la clave es la ausencia de adoctrinamiento digamos identitario cantonal. Aquí en España hemos tenido varias etapas de una economía floreciente en las que el adoctrinamiento catalán (y vasco) no ha dejado de usarse por los nacionalistas. Esa es la clave.

      En cuanto a USA, lo que tú consideras adoctrinamiento yo lo llamo educación patriótica, es decir, amor a lo propio sin inculcar odio a nadie y mucho menos al estado vecino, algo muy natural y necesario en una nación-continente que es un verdadero mosaico de razas y etnias.

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