El siguiente párrafo corresponde
a la novela histórica “Viento de furioso empuje”, de la que soy autor (con
perdón): No olvides, Witerico, que si
mediante el esfuerzo y el talento se logra vencer, es conveniente no descuidar
otra circunstancia que un viejo maestro mío me resumió en la siguiente frase:
«La avenencia entre los triunfadores los hace invencibles».
La cita viene a cuento de una
precampaña electoral en la que apenas se está usando la estrategia y se
prefiere la soberbia, táctica de tenderete que consiste en creerse uno lo
suficientemente bueno para encabezar un gobierno de derechas o centro-derecha,
dando por hecho (caso de Ciudadanos en Andalucía) que los otros partidos van a
secundarte porque no tienen más remedio e incluso alguno de ellos, con el que te niegas
a reunirte, lo hará gratis total.
Ni Ciudadanos ni VOX, a nivel
global, han ofrecido un pacto electoral que aúne el voto disconforme con el
socialismo y los que están dispuestos a elegir a Sánchez en una reedición Frankenstein.
¡Grave error! Podría darse el caso de que los tres partidos españolistas (o si
se quiere constitucionalistas) sumasen un mayor número de votos que la
izquierda y los nacionalistas, pero fuesen insuficientes para formar gobierno.
Y ese es un riesgo que hay que evitar a toda costa, de donde se infiere que
debe cambiarse la soberbia del centro-derecha por la generosidad, cuanto más si
el fin que se persigue es liberar a España y a sus ciudadanos de un sanchismo
carente de escrúpulos, henchido de vanidad y dispuesto a arruinarnos.
Al respecto de lo anterior, he
leído hoy la última propuesta de Pablo Casado, un político que sin duda estuvo
desacertado en su petición a VOX para que no se presentase en determinadas
provincias, si bien parece que ahora corrige el rumbo (rectificar es de sabios)
y “ofrece a VOX y C’s un gran pacto con sacrificios de todos para evitar que Sánchez gobierne”. Reconozco que no me disgusta el cambio de estrategia. Si es el resultado de la
reflexión, el nuevo enfoque debe llevarnos a la táctica adecuada que permita la victoria. Otra
cosa bien distinta son las autonómicas, locales y europeas, donde no peligra la
unidad de España, y encima pueden ser unas elecciones más adecuadas para medir fuerzas.
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