miércoles, 13 de marzo de 2019

Indignidad y torpeza en la política española


Cada vez estoy más preocupado por el rumbo que está tomando la situación política en España, y digo España… casi con ironía. Porque de entrada, en uno de los dos bandos ni siquiera se dicen españoles o muestran aprecio a los símbolos comunes, solo lo hacen con la boca pequeña, en campaña electoral y durante unos breves segundos. Me refiero a esa izquierda compuesta de socialistas, podemitas, comunistas, separatistas y cuanta caterva sin ideología sensata, sea anarquista a lo CUP en Cataluña, sean esas Mareas del populacho en todas partes que no obedecen más que a su propio capricho. Del feminazismo ya ni hablo, ¡es un movimiento filo genocida contra el hombre! Si gana las elecciones semejante masa calamitosa, todavía rota en mil pedazos pero que ya huele a poder y a “confluencias”, ¡Dios nos pille confesados!


Qué se puede decir del otro bando, PP-C’s-VOX, más algún partido menor como UPN y Foro Asturias: No parecen conscientes, ni de lejos, de que no les quedará más remedio que ir unidos en numerosas provincias si quieren mantener la “España viva” (en expresión afortunada de VOX). Es lo contrario de lo que el PP y Ciudadanos vienen haciendo hasta ahora, puesto que el primero apela al voto útil (a favor, claro) donde hay pocos diputados en disputa y el segundo (en boca de Rivera) se las da de dejarse votar por VOX para llegar al Gobierno (¿qué gobierno?). Eso sí, aclara C's que no compartirá nada del programa de Abascal, que es curiosamente lo que está pasando en Andalucía. Semejante torpeza les hará pagar un precio a Casado y Rivera; de hecho, lo están pagando ya en cada nueva encuesta que aparece, donde el PP y C’s se han estancado o bajan, mientras que VOX no para de subir y está por ver si acaban segundos o terceros, tras el PSOE.

En resumen: No hay ningún motivo para el optimismo y mucho me temo que nos aguardan unos cuantos años más con la izquierda y el golpismo en el poder, empobreciéndonos y alterando cuantos valores dan sentido a la vida. Habrá que hacerse a la idea de seguir en la denuncia de cuanto huela a estercolero, que no es poco. Y que conste que jamás en mi vida he deseado más que me falle la intuición.

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