¿Alguien sabe qué propone Sánchez
para solucionar el problemón golpista en Cataluña? Porque de sus 110 medidas,
la mayoría de ellas pura carnaza destinada a los crédulos, ninguna alude a ese
territorio situado al margen de la Ley. Y no me basta en absoluto con la
palabra diálogo, un mantra hueco y propagandístico bueno para nada y que, aun
así, socialistas y golpistas se arrojan a la cara para acusar al rival de no practicarlo. La
realidad del nacionalismo catalán, por el contrario, puede definirse en pocas
palabras: Lleva mucho tiempo, tal vez siglos, encastillado en la imposición y el delirio.
De otro lado, ¿es Iceta, ese amo
y señor del socialismo catalán (PSC-psoe), quien
decide por Sánchez al proponer un referéndum legal para la independencia si lo
acepta el 65% de los catalanes? ¿El 65% del censo o de los participantes?
Porque si al final optan por lo segundo, los icetos del PSC junto a
los golpistas podrían proclamar la independencia con cuatro votos y medio. Así
sucedió con el Estatuto de Cataluña, aprobado por el 35%.
La pregunta clave es esta: ¿Cómo
puede declararse legal un referéndum contra la unidad de España? ¿Sería una
consulta no vinculante, como añagaza, y luego decidiría el Gobierno del doctor
Fraude? Eso sí, a sabiendas de que estaría todo previamente pactado con los
catanazis, una corriente totalitaria donde es perfectamente posible ubicar al
propio Iceta. En este punto, estoy dispuesto a creerme cualquier cosa. Se mire
como se mire, esa gente golpista no es de fiar. De ahí que no pueda estar más
de acuerdo con la descripción de Iceta que genialmente hace Álvarez de Toledo: “No tiene principios, criterio, escrúpulos
ni remedio”. ¡Bien por ti, Cayetana!
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