El
secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha
anunciado que su gobierno aprobará, pese a que no han salido adelante los
Presupuestos Generales del Estado (PGE), el subsidio para los desempleados
mayores de 52 años y de larga duración. Nada nuevo bajo el sol. Lo mismo, pero aún
con mayor descaro, ya lo aprobó Zapatero hace años. Lean, lean.
ZP, yo invito y tú pagas
Hace falta ser muy desahogado, al
más puro estilo Zapatero, como para sacar un decreto según el cual se conceden 350 euros a los parados que
quieran hacer un cursillo y no cobren prestación alguna. Ahora bien, deberán
ser las comunidades autónomas las que paguen a los que se apunten. Este trilero
de la Moncloa ha vuelto a hacer lo mismo que con la ley de Dependencia, él
invita y las CCAA deben pagar. Y ojo, porque ZP es irrefrenable y por lo tanto
capaz, con dinero ajeno, de declarar obligatorios los cursillos. Todo sea por
sacar gente a paladas de las listas del INEM. Todo por el engaño
propagandístico destinado a darle un giro, siquiera sea leve, a esas encuestas
electorales que, de seguir al mismo ritmo, dejarán al PSOE en un partido
testimonial en 2012.
Se da la circunstancia de que el decreto de los 350 euros no va acompañado de una memoria económica ni se transfiere partida alguna destinada al pago de los cursillistas. El dinero, ¡pásmense!, deberá salir de… ¡Ah, chi lo sa! Eso sí, reitero, se eliminará de las listas del paro a todo el que solicite instruirse en lo que no va a servirle para nada, que es lo que ocurre con ese tipo de cursillos donde la desgana se reparte a medias entre quienes los reciben y quienes los imparten, con frecuencia a cargo de los sindicatos. No obstante, al decir del demagogo que nos manda, el parado que está perdiendo el tiempo en semejante paripé, de hecho está “trabajando por España”.
Comprendo que los socialistas no
quieran morirse de hambre y por lo tanto no hagan nada para poner el frente del
partido (y del Gobierno) a una persona normal en lugar de a este jumento
descerebrado. Aclaro que la frase “morirse de hambre” define a esas garrapatas
arrimadas al poder, muchas de ellas sin preparación alguna, que pasarían de
vivir con una gran esplendidez al precario día a día que padecemos los demás
mortales. Es decir, hay unos cuantos miles de zapaterinos que integran el
aparato del partido, y desde luego lo manejan a su antojo, que deberían
buscarse la vida en el caso de que su actual mecenas abandonara la presidencia
del Gobierno, no por su gusto, evidentemente, sino porque lo echaran a patadas
como se merece.
Pero sucede que hay muchos más
socialistas que no viven del cuento (se dice que pasan de medio millón los que
poseen carné), y no me cabe en la cabeza que se mantengan tan estabulados ante
lo que puede representar la debacle del PSOE durante mucho tiempo, que los
españoles somos muy cazurros y nos cuesta aprender, pero a largo plazo acabamos
por descubrir dónde está la perversidad sistemática y han sido ya dos las
etapas de socialismo destructivo. No es que yo esté afligido porque el PSOE
esté en riesgo de desaparecer, todo lo contrario, pero considero que la
alternancia de los partidos en el poder es algo conveniente para la democracia.
A condición, claro está, de que hablemos de partidos dirigidos por gente
decente. No de lo que hay ahora.
Autor: Policronio
Publicado el 21 de enero
de 2011
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