Esta mañana casi me da un síncope
al escuchar a unas cuantas monjas progres cómo llamaban, efusivamente, a la
huelga y la lucha contra el patriarcado, repito, ¡contra el patriarcado! Lo que
viene a significar que apelaban directamente a la desobediencia contra al Papa
de Roma, patriarca de la Iglesia Católica y guía terrenal de los creyentes, y
creyentas… si de femi-monjas hablamos.
Fue una invocación antirreligiosa en la que
solamente les ha faltado decir ¡Jesús no existe, palmó en la cruz! (perdón por
la irreverencia sacrílega), luego nuestro reconocimiento (se desprende de lo
que afirmaban) como guía espiritual debe corresponder a María. Pero no
a María, la madre de Jesús, sino a María Magdalena, que mandaba mucho en tiempos del Mesías y a la que desde ahora
declaramos Papisa.
¡Ya está bien de techos de
cristal! Otra de las frases reiteradas por las monjas feminazis y alusivas a la
imposibilidad de llegar a obispas y cardenalas. Lo de abadesas no cuenta, ellas quieren más. Y digo yo, ante la enorme
frustración de unas religiosas (lo de religiosas es un decir) que llevan más de
dos mil años sin comerse un torrao a la hora de alcanzar las estrellas de
almirantas de las naves (catedralicias), no sería cuestión de que se arrejuntasen
entre ellas (al fin y al cabo no deben andar escasas de bolleras) y crearan su
propia Iglesia; eso sí, dando por hecho que en las funciones religiosas,
cadáveres incluidos en los responsos, la presencia del hombre estaría prohibida.
En resumidas cuentas: Valgan los
tres párrafos de tonterías continuadas como desahogo ante determinadas posturas
radicales a las que incluso algunas personas que escogieron la oración y las
buenas obras, en teoría, no han podido resistirse ni querido mostrarse ajenas. Tal
es la actividad febril de una izquierda sarmentosa que vive (y prospera)
gracias a la confrontación propagandística contra la mitad de la especie
humana, que al fin y al cabo es lo que hoy reivindican en la huelga política (prohibida por la Ley) y la manifestación llena de colorines morados de esta tarde, colofón de ese calamitoso 8-M que me importa un pimiento y que nada solucionará mientras no mejore una educación social-comunista origen de numerosos males.
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