viernes, 8 de marzo de 2019

El patriarcado ha muerto, ¡viva el matriarcado!


Esta mañana casi me da un síncope al escuchar a unas cuantas monjas progres cómo llamaban, efusivamente, a la huelga y la lucha contra el patriarcado, repito, ¡contra el patriarcado! Lo que viene a significar que apelaban directamente a la desobediencia contra al Papa de Roma, patriarca de la Iglesia Católica y guía terrenal de los creyentes, y creyentas… si de femi-monjas hablamos.


Fue una invocación antirreligiosa en la que solamente les ha faltado decir ¡Jesús no existe, palmó en la cruz! (perdón por la irreverencia sacrílega), luego nuestro reconocimiento (se desprende de lo que afirmaban) como guía espiritual debe corresponder a María. Pero no a María, la madre de Jesús, sino a María Magdalena, que mandaba mucho en tiempos del Mesías y a la que desde ahora declaramos Papisa.

¡Ya está bien de techos de cristal! Otra de las frases reiteradas por las monjas feminazis y alusivas a la imposibilidad de llegar a obispas y cardenalas. Lo de abadesas no cuenta, ellas quieren más. Y digo yo, ante la enorme frustración de unas religiosas (lo de religiosas es un decir) que llevan más de dos mil años sin comerse un torrao a la hora de alcanzar las estrellas de almirantas de las naves (catedralicias), no sería cuestión de que se arrejuntasen entre ellas (al fin y al cabo no deben andar escasas de bolleras) y crearan su propia Iglesia; eso sí, dando por hecho que en las funciones religiosas, cadáveres incluidos en los responsos, la presencia del hombre estaría prohibida.  

En resumidas cuentas: Valgan los tres párrafos de tonterías continuadas como desahogo ante determinadas posturas radicales a las que incluso algunas personas que escogieron la oración y las buenas obras, en teoría, no han podido resistirse ni querido mostrarse ajenas. Tal es la actividad febril de una izquierda sarmentosa que vive (y prospera) gracias a la confrontación propagandística contra la mitad de la especie humana, que al fin y al cabo es lo que hoy reivindican en la huelga política (prohibida por la Ley) y la manifestación llena de colorines morados de esta tarde, colofón de ese calamitoso 8-M que me importa un pimiento y que nada solucionará mientras no mejore una educación social-comunista origen de numerosos males. 

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