martes, 18 de junio de 2019

Lo que los catalanes deberían de recordar a diario


Lo primero que debería hacer el nacionalismo catalán es aprender de sus errores, algunos de ellos de una gravedad extrema. Lo que ocurre es que para aprender es imprescindible recordar, y esta gente que manda en Cataluña no quiere saber nada de las consecuencias que se derivan de la DUI, esa declaración de independencia que a ratos se produjo y a ratos no, según convenga al catanazi de turno.


Eso sí, hay un asunto que jamás olvidan: reivindicar la libertad de los que ellos llaman (solo ellos) presos políticos. Lo evidencia así la primera decisión que ha tomado esa separatista enmascarada llamada Colau, al volver a poner un enorme lazo amarillo en el balcón del ayuntamiento de Barcelona, apenas prometió el cargo. Por cierto, felicidades a Manuel Valls por el exceso de listura al apoyar gratis total a semejante energúmena. Manolito, guapo, ¡menudo futuro te aguarda!

Ahora bien, hay una cuestión que los golpistas catalanes deberían de recordar a todas horas y no lo hacen: Las más de 5.000 empresas (ver imagen), no pocas de gran envergadura, que han abandonado Cataluña (y siguen yéndose) como consecuencia de la tremenda falta de libertad e inseguridad jurídica que existe en esa región trastornada por su fanáticos dirigentes. Son gente, los catanazis, que viven en el más profundo de los delirios, de ahí que sean incapaces de advertir que cuanto más dure el estado de rebeldía respecto a las leyes, más cercanos estarán de adentrarse en la miseria económica, primer paso para que el desempleo se incremente exponencialmente y vaya seguido de la huida en masa de la población. Y no todos se irán a Suiza, por supuesto.

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