La política
española es un asco, porque ni es política ni es española. Lo que hoy ocurre más
bien podría definirse como un contubernio de intereses y ambiciones a cargo de unos
partidos o personas (también se les podría llamar bandas) que jamás se han
significado por su integridad moral y su lealtad a España. Es normal que ocurra
así cuando es el socialismo el que lleva la iniciativa para formar gobierno, y
si además Pedro Sánchez anda metido de por medio, entonces sería muy extraño
que no prevaleciera la ambición y el deseo descarado de asumir todo el poder,
aunque sea por los pelos mediante sus 123 diputados y pactando con su primo
Satanás si hace falta. El que tenga alguna duda que se dé una vuelta por
Navarra y pregunte por la “Dolores”, ¿o era Calatayud?
Así, pues, se ve
venir de lejos que nos adentramos en el Frankenstein 2, una situación en la que
el señor Fraude, para poder conllevarla, lo primero que deberá hacer es crear
un ministerio dedicado en exclusiva a atender los chantajes –sugiero el nombre
de Ministerio de Coacciones y Exigencias– que van a lloverle a miles de sus socios
políticos, tanto los que hayan votado a favor en la investidura como los que se
hayan abstenido, siendo estos últimos tan caros o más que los primeros.
Porque si no hay
un programa de gobierno, pactado y firmado punto a punto (pongamos unos 100), programa
que no parece vaya a darse ni siquiera con los comunistas de Podemos, a los que
supongo que Fraude contentará con una Secretaría de Estado y un centenar de
enchufados aquí y allá, no digo nada de lo que puede ocurrir cada vez que
interese aprobar una ley que exija Europa o el presupuesto anual. En tales
situaciones, los de Bildu, ERC y otros catanazis aguardarán frotándose las
manos porque se sabrán decisivos. Eso sí, al PNV hay que darle de comer aparte,
nadie desconoce que esta gente siempre cobra por adelantado y así les va. El
cara mendrugo que dirige el partido, acaba de pedir esta misma semana “más
diálogo”, que siempre equivale a “más pasta” y que siempre se la damos entre
todos los españoles. ¿No es un asco la política?
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