sábado, 15 de junio de 2019

Ciudadanos pagará su precio


Al conocer el título de este artículo, una buena amiga me ha dicho que no está de acuerdo, que lo suyo hubiera sido titularlo: “Ciudadanos pagará su traición”. Puede valer lo uno y lo otro, según el grado de decepción que uno sienta hacia el partido de Rivera-Macron y lo injusto que le parezca el desprecio continuado a VOX. Como resulta que yo estoy moderadamente cabreado con Ciudadanos, si es que se puede asociar el cabreo a la moderación, de ahí que haya mantenido el título original aun a sabiendas de que más de uno opinará que soy un blandengue.


Veamos, cuando Albert Rivera se cansó de afirmar que jamás votaría a favor de Pedro Sánchez porque no se fiaba de él ni de la política de pacto con los golpistas, juraría que eso le proporcionó un buen puñado de votos en las generales, prestados por el PP, claro. Cuando a preguntas de la prensa los de Ciudadanos aclararon que el rechazo de los socialistas se extendía a las comunidades autónomas y los ayuntamientos, volvería a jurar que picó más de incauto y, aun así, bajaron en votos y no lograron más que una parte de los diputados y concejales previstos por… vete a saber.

Ahora bien, el sumun de la desvergüenza se está dando en el momento de escribir estas líneas, cuyo titular podría se el siguiente: “Ciudadanos le regala un montón de alcaldías a los socialistas, sobre todo en Castilla-La Mancha, y la de Barcelona a la zarrapastrosa Colau”. Y eso a pesar de dolerles la boca de tanto afirmar que su socio preferente es el Partido Popular. Al que ha dejado tirado en más de un ayuntamiento para poder disfrutar del 2+2 incluso con tres concejales, modalidad que no es nueva, pero sí lo es cuando se engaña al partido declarado preferente.

¿Qué moraleja puede extraerse de semejantes hechos? Fácil: Ciudadanos se ha convertido en un partido político aún menos fiable que el PSOE de Sánchez. Porque Falconetti ya sabemos como actúa y este sujeto jamás cambia de rumbo, lo prueba el hecho de que los del PSC le han regalado unas cuantas alcaldías a los golpistas en Cataluña, a cambio de…, mientras que Rivera da siempre la impresión de que actúa de capricho y toma las decisiones no basándose en lo que ha declarado en campaña, sino a la carta más alta y según de qué cuadrante sople el viento. No hay ninguna duda: ¡pagarán su precio!

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