Los podemitas se
han comprado una nueva sede en Madrid al módico precio de dos millones de euros
–confesados, que a saber–, más la reforma de otros seiscientos y pico mil del
ala. Aunque la noticia se ha difundido esta misma semana, al parecer llevaban
algún tiempo negociando la compra, es decir, antes de las elecciones generales
o muy poco después. Lo que demuestra el super “ojo clínico” que esta gente
posee, sobre todo si se tiene en cuenta que dejarán de cobrar más de tres
millones de euros como consecuencia de los batacazos que se han dado en las
últimas elecciones, con la pérdida de unos 70 diputados autonómicos y casi un millón
de votos a la basura en la más reciente de ellas.
Ahora bien,
casoplón de Galapagar aparte, está claro que estos "parias de la tierra" tendrán que vivir de
algo si se tiene en cuenta que la mayor parte de los que se han quedado en la
calle no tiene ni oficio ni beneficio. ¿Será por esa causa por la que Pablo Iglesias
pide una asignación de 600 euros para todo el mundo? ¿Será, tal vez, la razón de
que se les acreciente a los podemitas la necesidad de lograr cargos de segunda
o tercera fila en el gobierno de Sánchez o en sus aledaños? Todo es cuestión de números, eso está
claro, ya que por cada carguillo gubernativo, pongamos subdirector de algo en
cualquier empresa pública –que las hay a cientos y si no se crean–, ellos enchufarán a seis o
siete que no hayan logrado llegar a concejales con sueldo o asimilados
subvencionables.
De lo que estoy casi
seguro es de que los “marqueses de Galapagar” no van a incumplir con la
hipoteca, ni renunciar a las bicocas de los sobresueldos en las comisiones en
el Congreso que les correspondan, que ya se encargará Sánchez de que sean las
máximas posibles con tal de no oírlos, y… por supuesto que seguirán aceptando
todo lo que les llegue de Irán y Venezuela o de un tal Soros, como se sabe dos
democracias consolidadas y un benefactor de la Humanidad, vertiente populista.
En conclusión:
La cercanía de los podemitas es de lo más nociva para la salud democrática.
Manténgase uno a distancia de estos comunistas totalitarios disfrazados de
demócratas y dispuestos siempre a decidir qué se hace con el dinero de nuestros
bolsillos, como por ejemplo ese impuesto que quieren aplicarle a los bancos,
que lo venden como lo más social de este mundo, cuando se sabe de sobras que
acabaremos pagándolo los usuarios.
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