Se puede ser laico, ¿pero satánico-laico? ¡Por Dios, hay que ser un gran majadero para intentar ser algo así o secundar a los de la pancarta! |
¿Manifestantes
laicos? ¡No, en absoluto! Si acaso marxistas violentos y antisistema que
mediante el uso de consignas engañosas ("¡No con mis impuestos!",
dicen) y métodos canallescos pretenden el logro de sus fines. Es lo que el
socialismo más o menos real ha venido haciendo desde siempre, llegar al poder (o intentarlo) utilizando el engaño
y la trampa o directamente la violencia. ¡Malditos sean los que llevan más de
un siglo usando de la vileza como sistema político! Condenados sean ellos, sus
mensajes satánicos y esos recuerdos que siempre afloran de la nefasta etapa republicana.
Sí, son
apestosos izquierdistas, además de antidemócratas (caigamos en la redundancia)
que en absoluto les importa la religión o la ausencia de la misma, solo
pretenden lo que llevan décadas y décadas buscado: el poder de unos pocos a
través no de las ideas o los valores, sino inicialmente apropiándose de las
calles y amedrentando a la derecha, representada estos días por cientos de
miles de jóvenes de todo el mundo que han acudido alegres y confiados a las
JMJ (Jornadas Mundiales de la Juventud). Jóvenes a los que da gloria ver y que, con su digno comportamiento,
ejemplifican el orden, la moderación, la convivencia, los valores más nobles y
la libertad, sobre todo la libertad, puesto que a nadie han ofendido o atacado
lo más mínimo ni han coaccionado a nadie.
Que conste
que el Gobierno del miserable Zapatero sabía de sobras lo que iba a suceder si
autorizaba la mal denominada manifestación "Laica" a través de un
recorrido ocupado muchas horas antes por miles de peregrinos cristianos. Que
conste igualmente que la inútil delegada del Gobierno en Madrid, quien a los
efectos del orden público ha demostrado reiteradamente su nulidad, se ha hecho
acreedora de nuevo a ser cesada fulminantemente. Que conste, en fin, que
mientras los demócratas no alejemos con nuestros votos al socialismo del poder (y que no vuelva
jamás si no se regenera a fondo), estaremos expuestos a la voluntad antojadiza
de esta banda de energúmenos que se dicen indignados pero que, en realidad, no
son más que unos afrentosos indignantes a los que hay que poner en su sitio
real: en el juzgado y posteriormente en la cárcel cuando se acredite el delito
que tan a menudo cometen.
PD: Hay situaciones políticas muy semejantes a ciertas enfermedades crónicas. Por ejemplo, la preferencia que tiene la izquierda sarmentosa, representada hoy por ese Frente Popular en ciernes (PSOE-Podemos-IU-ERC-Compromís...), para tomar las calles y apropiarse de ellas. Lo hace en forma de mareas, como ahora las llama, o en forma de turbamultas dispuestas al enfrentamiento radical y violento con cualquier representación de la derecha española, a poder ser integrada por católicos. Como apenas faltan 4-5 meses para las elecciones generales, es de esperar que los mal llamados indignados, que ahora son miembros de Podemos, traten de manifestar su fuerza del modo que siempre utilizan: Mediante el uso de la algarada y la violencia en la calle. Espero que haya dos políticos decididos a no hacer el juego a esta gentuza populista: Rajoy y Sánchez, del primero estoy casi seguro de su moderación, de Sánchez no sé qué pensar después de que haya pactado con los más radicales.
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