Solo el hecho de sentarse en la segunda fila de una cita del Partido Popular europeo dio pie a la izquierda sarmentosa para una crítica feroz a Mariano Rajoy |
Es tal la impaciencia que
acomete a los propagandistas de la izquierda o a los nacionalistas (¡Dios, qué
cuatro años nos esperan!), que al decir de algunas voces opositoras "Rajoy
es el peor presidente de la historia de España". Sí, sí, en serio que lo
he escuchado aunque suene a cachondeo. Por supuesto que se refieren a ese mismo
Rajoy que aún no ha tomado posesión de su cargo y que, no obstante, para ellos
debería presentar la dimisión nada más jurarlo. Y hablando de jurar, ¡juro que
la izquierda española solo me produce asco! Un asco reforzado por la pinta de
macarra del coletas.
Otras
voces de la misma ideología izquierdona o nacional-cismática claman al cielo
(laico, supongo) en protesta de que Rajoy no haya explicado ya, de pe a pa, su
programa de reformas económicas, como si fuese posible hacer algo así
(explicarlas) antes de enterarse bien de los agujeros que heredará del gobierno
saliente y del grado exacto de podredumbre que va a encontrar en las cuentas públicas.
Me refiero, claro está, a cuántas decenas de miles de facturas aparecerán sin
pagar. Porque solamente en Fomento, con Pepiño Blanco de titular, se anuncia un
pufo de 40.000 millones de euros.
Un tercer escalón crítico, de hoy
mismo (ver fecha del artículo), señala a Rajoy como un tipo incapaz de sentarse
en la primera fila de la cumbre de los populares europeos (ver imagen), lo que
a juicio de esos críticos le resta cualquier poder de decisión entre nuestros
socios comunitarios. Como si hasta ahora Zapatero, después de ocho años, no hubiese hecho algo
distinto a posicionarse en las esquinas de las fotos de familia, si es que
alguna vez ha sido capaz de encontrar su sitio, y a decir por sistema "Sí,
señor" en cualquiera de las cumbres en las que ha intervenido, sin
importarle que se tomaran decisiones que iban a afectar muy negativamente a
España, sobre todo en el mercado agrario.
Démosle un margen a Rajoy respecto
a la Unión Europea y también a lo que deba ser su política exterior, en el
convencimiento de que más de uno se llevará alguna sorpresa favorable. De
momento, Mariano ha tenido ya dos detalles de primera fila que no dejan de ser
sendos avisos a navegantes: 1) Coquetear abiertamente con el secretario del
Tesoro USA, en busca de restablecer unas relaciones atlánticas fulminadas por
ZP, lo que de paso equivale a enviarle un mensaje al dúo "Merkosy"
(Merkel-Sarkozy), pareja nada propensa a mirar hacia la orilla americana. Y 2) El
hecho de que Rajoy se haya entrevistado a fondo con el presidente
polaco, lo que siempre es conveniente para buscar una posible minoría de
bloqueo ante lo que podría llegar a ser un abuso franco-alemán. En fin, ya
veremos, pero en cualquier caso que Rajoy no dimita aún y a ver de qué es capaz.
Artículo revisado,
insertado originalmente el 9 de diciembre de 2011 en Batiburrillo de RedLiberal
PD: A punto
de concluir la legislatura, siguen vigente dos de las cuestiones tratadas en el
artículo: La desvergüenza de una izquierda que es capaz de pedir la dimisión de
alguien que aún no ha jurado su cargo, aun cuando ha ganado las elecciones por
amplia mayoría absoluta. Y la actitud de un Mariano Rajoy que ha llevado
la legislatura con el motor gripado. Es decir, fuera de la economía Rajoy ha dado la
impresión de no decidirse a afrontar nada serio, sobre todo los grandes desafíos
heredados del estrafalario ZP, como por ejemplo el aborto de barra libre, o la
chulería desafiante de ese separatismo catalán a cuyo frente se encuentra un
fulano que por norma incumple la ley.
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