martes, 9 de abril de 2019

Breve historia negra del PSOE (IV) Guerra Civil (1936-1939)


El 17 de julio de 1936, como respuesta al peligro revolucionario que el gobierno se negaba a atajar, se subleva una parte del Ejército de África. Un desquiciado Casares Quiroga dimite al día siguiente tras haberse negado a armar al "pueblo", petición hecha entre otros por el socialista Largo Caballero, consciente de lo que significaría tal hecho. Intentó entonces formar gobierno Martínez Barrio, que llevó a cabo gestiones para intentar llegar a un acuerdo con los sublevados, pero la determinación de éstos de llegar hasta el final y la oposición de los partidos revolucionarios a cualquier tipo de componenda hicieron fracasar estas gestiones. Formó entonces gobierno el republicano Giral. La primera medida del nuevo gobierno fue repartir armas al "pueblo", eufemismo referido a armar a sindicatos y partidos de izquierda. Como escribió Tagüeña, el único requisito para conseguir un fusil era poseer "la documentación de un partido de izquierdas".


Como no podía ser de otra forma, esta medida desencadenó de forma imparable la revolución, ya sin trabas, e hizo saltar en pedazos los escasos vestigios de la legalidad republicana. El poder pasó a radicar en los partidos revolucionarios, manteniéndose la ficción de una supuesta legalidad republicana con fines propagandísticos. Según Tagüeña: "(...) había terminado la Segunda República. Cada grupo con sus objetivos, sus programas (...) sus unidades de milicias, sus policías (...) Los republicanos habían sido barridos por los acontecimientos y muy poco iban a significar durante toda la guerra".


La situación era francamente favorable a los revolucionarios, con el PSOE como su máximo exponente. En palabras de Prieto, con los recursos financieros e industriales en manos del gobierno, los sublevados serían inevitablemente vencidos. Una vez derrotados, sería tarea fácil para el PSOE imponerse a sus supuestos aliados y hacerse con el poder para poder implantar su anhelada dictadura del proletariado. La estrategia del PSOE de provocar la guerra civil con vista a conseguir sus objetivos parecía estar a punto de dar sus frutos. Afortunadamente, no sería así.

Factor inherente al proceso revolucionario fue el desencadenamiento de una brutal represión, a la que por supuesto no fue ajeno el PSOE. Contra la propagandística versión de que los asesinos eran bandas de incontrolados, la realidad es que fue una represión "de clase" dirigida contra sectores enteros de población y patrocinada por los partidos revolucionarios y otros que supuestamente no lo eran tanto (el abanico abarcaría desde los republicanos a los anarquistas). Así nacieron las tristemente famosas checas, instrumentos de tortura, saqueo y asesinato. Ejemplos de checas socialistas fueron la de la Agrupación Socialista Madrileña, la de Marqués de Riscal (organizada por el Círculo Socialista del Sur) o la del tristemente famoso García Atadell, que incluso era visitada por los ministros socialistas Anastasio de Gracia y Ángel Galarza. Las alabanzas a Atadell en diversos periódicos como esforzado defensor de la República eran moneda corriente.


Debido a que todas estas tropelías no conseguían detener el imparable avance de los sublevados, el 4 de septiembre se forma el primer gobierno presidido por un socialista en España (Largo Caballero, que ocuparía también el Ministerio de la Guerra). Entrarían como ministros otros cinco socialistas (destacando Prieto en Marina y Aviación y Negrín en Hacienda), además de dos comunistas y varios republicanos y nacionalistas. De la situación existente dejó constancia el propio Largo: "Los paseos y los fusilamientos estaban a la orden del día""Todos los elementos políticos y sindicales (...) habían procedido a la requisación de tierras, fábricas, comercios, edificios (...) La justicia la tomaba cada uno por su mano". También criticó la corrupción generalizada. 

Una de las primeras tareas del nuevo gobierno fue la de militarizar las milicias, creando el Ejército Popular, con una capacidad combativa muy superior. En esta tarea colaboraron numerosos asesores soviéticos, que irían creando poco a poco su propio poder paralelo e independiente. Pero tal vez la decisión más controvertida de este gobierno fue la de enviar a la URSS, país por completo ajeno a cualquier norma financiera internacional, la mayor parte de las reservas financieras del Banco de España, que eran factor clave de la superioridad izquierdista. El oro era de propiedad privada y su exportación estaba prohibida excepto como medida encaminada a proteger la peseta, que no era el caso. La medida tomada por el gobierno era a todas luces ilegal. La decisión del envío fue tomada por Negrín, Largo la apoyó y Prieto participó en el traslado. Azaña firmó el decreto autorizando el traslado del tesoro sin saber cuál sería su destino. Cabe por tanto a tres socialistas, miembros de un gobierno mayoritariamente socialista, el triste deshonor de haber enajenado buena parte de las reservas financieras españolas.


Tras la guerra reflexionó Prieto: "El PSOE no podrá vanagloriarse de los resultados desdichadísimos que concluyó teniendo aquella aventura (...) Un ministro socialista pidió plena autorización para proceder libremente; el Gobierno, del que formábamos parte otros cinco socialistas, incluso quien lo presidía, se la concedió, y socialistas eran también los bancarios (...) así como los paisanos que convoyaron el cargamento". En principio, el gobierno pretendía usar el oro depositándolo para obtener créditos, pero Stalin exigió el pago del material bélico por adelantado. La entrega del oro tuvo dos consecuencias nefastas. Por un lado provocó la pérdida de valor de la peseta: como escribió posteriormente Largo "El estado se ha convertido en monedero falso". Por otra parte, supuso la completa dependencia de los frente populistas de la voluntad de Stalin y el auge imparable del PCE: España iba camino de convertirse en un protectorado soviético.

En noviembre, se amplía el gobierno con la entrada de cuatro ministros anarquistas, hecho esperpéntico y probablemente inédito en la historia mundial y que es demostrativo de hasta qué punto ya no seguía en pie la II República. Empezaron entonces las discrepancias entre los comunistas y Largo Caballero, que pasó de ser el Lenin Español a un "viejo chocho", "estúpido", "inepto"... que empezaba a mostrar excesiva independencia del amo soviético. Tras el enfrentamiento entre comunistas por un lado y anarquistas y miembros del POUM por otro, en Barcelona en mayo de 1937, los comunistas exigieron la disolución del POUM. Al negarse Largo, los comunistas abandonaron el gobierno secundados por Prieto, que en absoluto era extraño a la maniobra para defenestrar a Largo.


Según el delegado del Komintern, Palmiro Togliatti, "Los centristas, con Prieto, habían jugado un papel muy importante tanto en la preparación como en la solución de la crisis". Lo confirma el comunista Uribe: "Prieto participó en el plan para cambiar a Caballero de la jefatura del gobierno aunque sin dar la cara de verdad... Prieto quería vengarse de Largo Caballero (...) <em>Prieto saldaba así viejas cuentas pendientes con Largo. Se vio obligado Largo a presentar la dimisión y Azaña encargó formar gobierno al ministro de Hacienda, Juan Negrín, ocupando Prieto el Ministerio de Defensa Nacional. Le cupo a Prieto el triste papel de crear el SIM  (Servicio Investigación Militar), en agosto de 1937, que pronto fue dominado por los comunistas y utilizado para someter a su dominio, mediante la tortura y el asesinato, al resto de partidos del Frente Popular. Según Largo "(...) él (Prieto) creó el SIM, antro desde donde se han cometido los mayores desmanes y que por cobardía del fundador cayó en poder de los comunistas".

Crítica no falta de razón, pero Largo olvidaba convenientemente la siniestra actuación de las checas bajo su gobierno. Paradigmático fue el caso del secuestro, tortura y asesinato del líder del POUM, Andrés Nin, a manos de agentes soviéticos, con el gobierno de Negrín mirando hacia otro lado para  no provocar el enfado de su aliado Stalin, nueva prueba de la libertad de movimientos de los soviéticos en el protectorado de la URSS en que se había transformado la España frente populista bajo los gobiernos socialistas.


En abril de 1938, entre derrota y derrota, se constituye el segundo gobierno Negrín, del que ya no formaría parte Prieto al resistirse entonces a la política de dominio comunista. Según Prieto, "el presidente de la república no tiene ya libertad (...) porque todos los mandos están copados por los comunistas y se resistirían". Prieto llegó a coquetear con la idea de convertir a España en un protectorado británico a cambio de la ayuda inglesa. Por aquel entonces, y con la absoluta preponderancia comunista perfectamente descrita por Prieto, la principal estrategia de Negrín consistía en resistir hasta que estallase la inevitable guerra mundial, irresponsable actitud que sólo conseguiría acarrear más desgracias a la población.

La claudicación de Inglaterra y Francia ante Hitler en la reunión de Munich, unida a la derrota del ejército rojo en la Batalla del Ebro, selló definitivamente la suerte del protectorado soviético en España. La máxima preocupación de Negrín fue entonces "colocar" en el extranjero cuantas riquezas fueran posibles, supuestamente para auxiliar a los exiliados. Se llegó a presentar a la firma de Azaña, en febrero de 1939, un decreto enajenando los bienes del estado español en el extranjero a favor de una sociedad anónima, negándose el todavía presidente. Entre las críticas a Negrín por "iluminado" y "entregado a los comunistas", en marzo de 1939 se constituyó la Junta Nacional de Defensa con Casado y Besteiro como figuras más destacadas.

Tras una nueva lucha entre populistas se impusieron los partidarios de la Junta: habían preferido entregarse a Franco antes de seguir padeciendo la férrea dictadura comunista. El 1 de abril de 1939, cautivo y desarmado el ejército rojo, terminaba la Guerra Civil. Los dirigentes socialistas huyeron en su mayor parte hacia un exilio dorado. Sólo Besteiro se quedó en España, para ser condenado injustamente y fallecer en prisión purgando las penas de quienes, más previsores y culpables (tanto de la guerra como de haber transformado a la España frente populista por acción u omisión en una dictadura de corte soviético), se habían refugiado en el extranjero para continuar con sus querellas y disputas.

Autor: Rafael Guerra
Publicado el 14 de junio de 2010

Nota de los editores: Juan Negrín fue expulsado del PSOE en 1946 y rehabilitado en octubre de 2009, fecha ésta de lo más significativa respecto a un nuevo impulso del guerracivilismo a través de la denominada ‘Memoria Histórica’ impulsada por Zapatero. 

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