Pedro Sánchez se considera tan
sumamente astuto (recordemos que la astucia suple al ingenio igual que la
pillería lo hace con la inteligencia), que está convencido de que puede engañar
a todo el mundo… ¡Y además todo el tiempo! No digamos nada desde que cuenta con
un asesor, Iván Redondo, que le ofrece consejos y recetas “Sor Virginia” para que
Sánchez satisfaga al que se le ponga por delante, pero a la chita callando en
el caso de que el consejo lleve implícita la fechoría, lo que ocurre a menudo. Y es que Redondo
es un tipo medio vivo (de frescales) y ampuloso en la presunción hasta doblar la esquina, de esos que dan por ganada una carrera antes de que comience y al final llega en cuarta posición (la de los tontos) incluso si los demás corren a “la pata coja”.
Antes de que Sánchez firmara (o algo
similar) un acuerdo en Pedralbes con los catanazis, el 20 de diciembre de 2018,
según el cual habría un referéndum legal para la independencia de Cataluña, recibió el
siguiente consejo: Así contentarás a los soberanistas para que vayan aprobando
tus decretos, pero luego no reconozcas ni de lejos que el citado acuerdo se haya
producido.
Cuando Sánchez incumplió algún
punto de ese acuerdo, que por supuesto nunca reconoció a las claras, y los catanazis filtraron
el documento en febrero de este año, destacando la operación "Relator”, recibió otro consejo: Que un ministro lo desmienta con énfasis, alegando que ese papel no
fue más que un borrador que debería estudiarse a fondo, y que el ministro además lo desvirtúe dándole al “Relator” el mismo
valor que a una simple “Grabadora”.
Cuando al nazional-socialista Iceta
(jefe del PSC-PSOE),
una vez convocadas las nuevas elecciones, se le "escapó" el acuerdo en una entrevista a cierto medio "abertzale" (es lógico, se sentía como en casa), e incluso puso una fecha de 10 años para “mentalizar” a
los españoles (lo que confirma que el Doctor Fraude aspira a seguir eternamente
en el poder), en realidad no fue más que un nuevo
intento de agradar a los de la “raza superior” por si los necesitaba tras las
generales. Consejo de turno: Que Iceta desmienta lo que ha dicho, porque hay mucha gente que querrá creerlo así, y luego tú, cuando te reúnas con él, le
apoyas en Tarragona. Y desde luego sin reprocharle nada. No importa que a causa de Iceta se monte un escándalo entre los partidos fascistas de Colón (dice Redondo a Sánchez), a ti que no
se te mueva ni un musculo de la cara. ¡Ah!, y a la primera ocasión te pones una buena fila de
banderas españolas como fondo, intercaladas con el mismo número de europeas, que así el escenario no parece tan odiosamente españolista.
En resumen: Decía el clásico que
“los astutos vencen siempre en el primer momento y suelen ser vencidos antes
del fin”. Al parecer estamos en el “primer momento”. Por eso mismo, por quedarme
claro que Sánchez no es más que un fantoche sin nada de talento, es por lo que contra
algunas encuestas mantengo la creencia de que no volverá a gobernar en su puta
vida. Y se me equivoco, ¡que Dios nos pille confesados!
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