Llueve sin cesar en la Región de Murcia ¡Dios mío, qué alegría tan grande!

Lo siento por las procesiones de Semana Santa, muchos de cuyos cofrades esperaban ansiosos su semana grande, pero el consuelo de los murcianos es este oro líquido que cae con fuerza del cielo y que supone una bendición muy poco habitual para una tierra tan árida y sedienta. Que se preparen en Europa, que allá vamos, dentro de poco tendrán cuanta verdurita y frutos apetezcan a cargo de unos proveedores, los agricultores murcianos, dispuestos a reafirmar con sus envíos en qué zona se encuentra la “Huerta de Europa”.

Es más, las predicciones de la AEMet mantienen la lluvia hasta mediados del domingo, intensificada el sábado. Se prevén acumulaciones de agua en 12 horas de hasta 100 litros por m². La alerta permanecerá desde las 18.00 horas de este viernes hasta las 15.00 horas de este sábado en el Campo de Cartagena y Mazarrón y Vega del Segura. ¡Maravilloso si se cumplen! Perdonen ustedes la euforia, justificada con creces por mi condición de murciano, y por el hecho de advertir que aquí, en esta región dedicada esencialmente a la agricultura extra temprana, no hay campesino que no se pase media vida mirando al cielo, como por ejemplo en la maravillosa comarca de Cieza, donde las últimas precipitaciones significativas se produjeron en 2018.

Ni que decir tiene que si viviéramos de verdad en una España solidaria, sin que las regiones se consideraran dueñas absolutas de los ríos que circulan por sus territorios, acerca de los cuales les importa bien poco que el agua acabe en el mar con tal de no beneficiar al vecino, hace tiempo que en el Sureste (Murcia, Alicante, Almería, Albacete) habría finalizado este vía crucis no de una semana de duración, sino de muchas y muchas décadas de sufrimiento.

Concluyo este artículo de Viernes Santo con el pensamiento de un clásico universal, Flaubert: “La manera más profunda de sentir una cosa es sufrir por ella”. Podéis creedme, amigos, en Murcia hay mucho sufrimiento acumulado a causa de la falta de agua, desde hace siglos. Sentimiento que incluye a cientos de miles de emigrados a otras regiones españolas y a no pocos países de medio mundo.