sábado, 27 de abril de 2019

La reflexión a veces es penosa


Hace pocos días le dije a un familiar que aún permanecía en el “pinto, pinto gorgorito” respecto a qué partido votar. Creo que hoy, pocas horas antes de las elecciones, ya lo tengo decidido: votaré al PP de Pablo Casado, en el bien entendido que el PP renovado de Casado no tiene nada que ver, pero absolutamente nada, con el PP gandul-corrupto y espantadizo de Mariano Rajoy.


Sí, ya sé que aún quedan varios miembros nocivos en el Partido Popular, pero aseguraría que es imposible erradicarlos de un plumazo sin que el PP se cuartee –el ejemplo de Garrido en Madrid no es más que un botón– y se disuelva en otras tres o cuatro formaciones, ninguna de las cuales llegaría a la veintena de diputados, en el mejor de los casos, y en el peor se convertiría en un partido entre regionalista y nacionalista: Feijoo en Galicia, por ejemplo. Todo ello supondría un gran revés para la estabilidad de España, que es lo realmente importante.

Estoy convencido de que se hará una renovación completa a no tardar, con más motivo si Casado logra presidir el Gobierno, porque entonces se habrá afianzado su figura y casi ningún pepero osará ponerle la zancadilla, claro que los Feijoo suelen ser recalcitrantes. Con todo, si Casado llega al poder, después de las municipales se eliminará gradualmente no poca morralla que ahora vive al límite de la rivalidad o la inoperancia, porque asentar un partido, igual que destruirlo, no es posible hacerlo a la tercera señal, Rajoy tardó muchos años en convertirlo en un estercolero, circunstancia que a Casado aun le proporciona mayor mérito.

Llegados a este punto, cabe reflexionar sobre por qué VOX y Ciudadanos no se han visto afectados por la corrupción. La respuesta está chupada: ¡Nunca han gobernado en solitario, salvo en algún ayuntamiento nada significativo! Lo de Ciudadanos es pasmoso, no han querido integrarse en ningún gobierno importante, como por ejemplo Madrid, después de más de una década de existencia como partido político y se han limitado a respaldar desde fuera al PP o al PSOE.

Ahora, en Andalucía, Ciudadanos parece que ha perdido la virginidad, ya veremos por cuanto tiempo y asimismo veremos, muy especialmente, si se “arriesgan” a formar coalición en otros gobiernos, pongamos en la Comunidad Valenciana. No, lo de Ciudadanos no es esa nueva política de la que tanto presumen, si acaso es una política agazapada en la burbuja durante 12 años, diríase que al objeto de no contaminarse mientras iban acopiando fuerzas e información sobre corruptelas de los que sí daban el callo. Y así cualquiera.

Sobre VOX podría afirmarse casi la mitad de lo dicho sobre Ciudadanos, solo que a los dirigentes de VOX cabe adjudicarles unos valores más firmes, más hechos, menos veleta. Lo que no quita para que la corrupción comience a afectarles si se convierte en un partido con alta representación en el Parlamento y más tarde en otras instituciones. No nos engañemos, ningún partido político que haya ejercido el poder ha salido inmaculado. ¡Ninguno! ¿Se imagina alguien que VOX llegara a contar con 200.000 militantes y permaneciera limpio de polvo y paja? ¡Pura utopía! Porque la corrupción no se detecta siempre en la primera hora en que se produce, para fulminar al corrupto, y no es extraño que aparezca justo antes de las siguientes elecciones. En cualquier caso, no seré yo quien se lleve un disgusto si PP, Ciudadanos y VOX suman para desalojar al Okupa y luego formar gobierno.

En cuanto al partido socialista, ayer dejé aquí mi reflexión. Sobre los podemitas, separatistas y demás escoria política, hoy no me pilla el cuerpo para reflexionar acerca de la iniquidad.

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